Este 4° episodio se titula, “Mártires.”

Las tácticas del marketing moderno han producido, y ahora alimentan la obsesión de la cultura contemporánea de tener “lo mas nuevo.” La etiqueta de “nueva y mejorada” es una característica frecuente en los envases.

 

Era el caso contrario en el 1° siglo en Roma. Los Romanos, y en verdad la mayoría del mundo antiguo, eran sospechosos de lo nuevo y novedoso, especialmente cuando se trataba de ideas. Tenían tremendo respeto por la tradición, creyendo que lo que era cierto ya había sido descubierto y necesitaba ser preservado. La innovación era aceptada, pero sólo en la medida en que no modificaba sustancialmente lo original.

La religión de los Griegos y los Romanos era sacrosanto, precisamente porque era antigua. Aunque el Judaísmo, con su intensa devoción a un solo Dios era incompatible con el panteón de dioses Greco-Romanos, fue tolerada por los Romanos, precisamente porque era antigua.

Además, aunque los judíos eran ferozmente leales a su religión y se ponían violentos cuando se hacían intentos para convertirlos al paganismo, Ellos no estaban comprometidos como regla en lograr convertir a otros a su fe.

Los primeros problemas del cristianismo con Roma comenzaron en serio cuando el Judaísmo denuncio oficialmente a los cristianos y los expulsaron como un movimiento dentro del Judaísmo. Esto tuvo lugar poco después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C. Hasta ese momento, los seguidores de Jesús fueron considerados como una especie de movimiento de reforma dentro del judaísmo. Pero hacia el final del I° siglo, Roma se dio cuenta que los Judíos se habían divorciado de los Cristianos. El cristianismo era algo nuevo; una novedad religiosa; entonces, bajo sospecha.

Y mientras que el judaísmo no se enfocaba en el proselitismo, los Cristianos no podría parar de tratar de ganar a otros para su fe. Esto trajo al Cristianismo bajo sospecha por parte de las autoridades. Cuando más los investigaban, más se preocupaban de lo que veían. Los Cristianos creían en un solo Dios como los Judíos. Pero su Dios se había convertido en un hombre. Los Cristianos no tenían ídolos, no hacían sacrificios, no tenían templos. Estas eran aun mas innovaciones religiosas que aumentaron las sospechas. Los Cristianos parecen ser tan minimalistas en su práctica que se les acusó de ser ateos.

Como vimos en el episodio anterior, el paganismo practicado por la mayoría de la gente del Imperio en el 1º y 2º Siglo no era tanto de una devoción profunda a los dioses, como de un sentido de deber cívico. “Respeten a los dioses visitando sus templos con la ofrenda adecuada, o sufran su ira.” Ahora cada nuevo cristiano significaba un pagano menos lanzando su ofrenda para apaciguar a los dioses. Algunos comenzaron a preocuparse que el incremento de abandono de los dioses conduciría a problemas. Y de hecho, cuando una sequía, inundación, incendio o alguna otra catástrofe inevitablemente pasaba se atribuyó a “Esos ateos = Los Cristianos.”

“Los Cristianos a los leones”, se convirtió en una frecuente solución a los males del mundo.

La preocupación de los paganos estaba bien fundada. No porque los dioses estaban enojados, sino porque en algunos lugares, tantas personas se habían convertido en cristianos, que los templos paganos estaban casi vacíos. Hechos 19 nos dice que esto sucedió en Éfeso y una carta del gobernador de Bitinia a comienzos del 2° siglo repite la preocupación. Esto condujo a que el pueblo clamara en demandar por el castigo de los Cristianos. Unos pocos se arrestaban y eran condenados a muerte para demostrar la seriedad de los paganos ante los dioses para apaciguarlos.

Otros factores que fomentan la hostilidad hacia los creyentes era que hacían las cosas en secreto. Una descripción de los Cristianos por Plinio, el gobernador Romano de Bitinia, al Emperador Trajano, en 111 D.C. nos da un poco mas de entendimiento de la situación. Plinio ya había ejecutado a algunos Cristianos basándose solamente en su reputación escandalosa. Les había dado una oportunidad para retractarse, pero cuando se negaron, Plinio vio el rechazo de su misericordia como una provocativa terquedad digna de la mayor forma de castigo. Pero después de una racha de esas ejecuciones, Plinio se empezó a preocupar: ¿era la mera reputación de los Cristianos suficientemente peligroso como para justificar su detención y juicio? Por lo tanto escribió a su amigo el Emperador Trajano, pidiendo consejo. He aquí un fragmento de la carta de Plinio. Después de describir algunos ex-cristianos que se retractaron de su fe, Plinio da su informe sobre lo que habían hecho como cristianos.

“Afirmaron que la totalidad de su culpabilidad era que tenían la costumbre de reunirse en un día fijo antes de que saliera el sol, donde cantaban versos alternos de un himno a Cristo como a un Dios, y se comprometían por un juramento solemne, a no cometer actos malvados; ningún fraude, robo o adulterio, nunca falsificar su palabra, ni negar un compromiso cuando deberían ser llamados a entregarlo. Después de eso era su costumbre de separarse y luego reunirse después para participar juntos de los alimentos, pero comida ordinaria de tipo inocente.”

Un poco más tarde Plinio añade que para verificar este informe, lo obtuvo a través de la tortura de 2 esclavos y que esta era una descripción exacta de las reuniones cristianas y que nada más era preciso añadir. Plinio llamo al cristianismo “una superstición excesiva de degenerados”.

El Emperador Trajano le contesto a la petición de Plinio, de cómo tratar a los Cristianos que estaban creciendo en numero en su provincia. Trajano escribe…

“Estas observando los procedimientos adecuados, mi querido Plinio, verificando los casos de aquellos que han sido denunciados como Cristianos. Porque no es posible enunciar una regla general para servir como una especie de norma fija. No debes buscarlos. Pero si son denunciados y declarados culpables, deben ser castigados, con esta reserva, que quien niegue que él es un Cristiano y realmente lo demuestra–es decir, por adorar nuestros dioses–aunque él estaba bajo sospecha en el pasado, deberá obtener el perdón a través del arrepentimiento. Pero acusaciones publicadas anónimamente no deberían proceder a ninguna acusación. Porque esto es un precedente peligroso y de inconformidad con el espíritu de nuestra época”. Emperador Trajano 111 D.C.

Aunque suena inofensivo para nosotros, era la referencia a la reunión de los Cristianos antes del amanecer que resultó ser un problema. Mientras nos parece a nosotros como una buena referencia a su diligencia y seriedad, era altamente sospechoso a los Romanos. Como una regla, se prohibían las reuniones después del anochecer. El día era la hora para dichas reuniones. El reunirse en la noche era sospechoso. Nada bueno podía salir de esas reuniones. La gente se reunía por la noche porque tenia algo que ocultar.

Por lo tanto, ¿por qué los cristianos se reunían antes del amanecer si esto levantaba sospechas?

La respuesta la encontramos en los grupos de personas del cual se componían sus congregaciones. En su mayor parte, eran los hombres comunes y los pobres que tenían trabajos que necesitaban empezar temprano. El único tiempo disponible para reunirse era antes de que la jornada de trabajo comenzara.

Estas primeras reuniones de la iglesia estaban abiertas sólo a los Cristianos. El secreto engendra chismes y pronto salvajes rumores iban alrededor de las cosas abominables que los Cristianos probablemente estaban haciendo. Su comida comunitaria, llamado el ágape o festín de amor, fue reformulado por el chismorreo como una salvaje y depravada orgía. La comunión o santa cena se decía que era un canibalismo ritual. Pero la verdadera sorpresa fue que cuando los cristianos se reunían, las distinciones sociales como ricos y pobres, libres y esclavos, hombres y mujeres, fueron subsumidas en una espantosa igualdad. Muchos críticos del Cristianismo vieron esto como una peligrosa subversión del orden nacional y los cristianos fueron declarados como revolucionarios radicales.

En una sociedad que vivía en constante temor de una rebelión de esclavos, cualquier cosa que alentaba a los esclavos a pensar de manera independiente era considerada peligrosa.

Otra fuente de problemas para los cristianos fue su origen Judío. Aunque el Judaísmo ha trabajado duro para distanciarse de los seguidores de Cristo, en la mente de muchos de los Romanos, la Iglesia era una cosa Judía. En muchos lugares, los Judíos eran los principales acusadores de los cristianos a las autoridades. Pero esto no pudo desalojar a los cristianos de sus raíces Judías. Las sangrientas e inquietantes guerras Judías del 1º y 2º  Siglo creó una gran hostilidad entre Romanos y Judíos, que se extendió hasta los Cristianos.

Durante el 2º  y 3º siglo, los creyentes fueron detenidos y ejecutados solamente por el crimen de ser acusados de ser un Cristiano. Al venir delante del juez, se les dio la oportunidad de retractarse. Podían hacerlo invocando los nombres de algunos dioses paganos, ofreciendo un sacrificio a la imagen del emperador, y maldiciendo a Cristo. Si se negaban a esta triple demostración de ser un pagano, fueron conducidos a la ejecución.

Una historia es ilustrativa. A mediados del 2º  siglo durante el reinado del emperador Antonino Pío, una mujer se convirtió al Cristianismo. Problemas maritales condujeron a su divorcio. Resentimiento hacia ella, el marido la acusó de ser Cristiana. Fue detenida, igual que su pastor por ser un conspirador con ella, causando los cambios que habían llevado al divorcio. El pastor se llamaba Tolomeo.

El carcelero era cruel y trato de obligar a Tolomeo a negar su fe. Tolomeo resistió y el día del juicio llegó. El juez, Urbicus, le pregunto directamente, “Es usted un Cristiano?” Tolomeo admitió si era un Cristiano. Urbicus lo declaro culpable y la justicia Romana siendo rápida y eficiente, fue conducido a la ejecución inmediata.

Mientras era llevado a la ejecución, un espectador, Lucio por nombre, se paro para hablar. Él desafió la decisión de Urbicus. Lucio preguntó, “¿Qué le hizo pasar esa sentencia? ¿Este hombre fue condenado por algún crimen? ¿Era un adúltero, un asesino, un ladrón? ¡Lo único que hizo fue confesar que él era un Cristiano!”.

El juez respondió: “Parece que usted también es cristiano”.

Lucio respondió, “Sí, yo soy.”

Urbicus mando a los guardias a arrestarlo y que lo llevaran para ser ejecutado junto con Tolomeo.

En esto, un tercer hombre se paro, emitiendo un desafío similar. Cuando se le preguntó Urbicus si el también era un creyente, el hombre admitió su fe y su incredulidad que se podía mandar alguien a la muerte por ninguna razón más que un nombre. Pero Urbicus creía que estaba bajo su autoridad ejecutar a estos tres hombres por ninguna razón más que afirmaban ser cristianos.

Esta historia, duplicada miles de veces a lo largo del imperio durante el 2º  y 3º siglo nos afirma el hecho de que el Cristianismo era poco entendido por el mundo pagano.

No hay manera de saber con certeza cuantos creyentes fueron asesinados durante los tres primeros siglos de la iglesia. Roma no seguía una política constante de persecución. Algunos emperadores eran leves, mientras que otros practican una virulenta oposición. Diez de los emperadores practicaron una política oficial de opresión y persecución; desde Nerón en 64 D.C., a las peores bajo Diocleciano & Galerio en los primeros años del siglo 4. Y aunque algunos emperadores practicaban una política de oposición al Cristianismo, su política no eran a través de todo el Imperio. Correspondía a los gobernadores provinciales de implementar las reglas y muchos simplemente lo ignoraban, dándose cuenta de que era una política contraproducente.

Aunque el estimar el número de mártires es difícil, podemos establecer el número entre 1 y 3 millones en un período de 250 años.

A pesar de la amenaza de muerte, la iglesia continuó creciendo. Como un Padre de la Iglesia, citaba a menudo,  “La sangre de los mártires es semilla de la Iglesia.” Mientras las autoridades seguían ignorantes de lo que los Cristianos creían, muchas de las personas comunes descubrían a través de conversaciones con los cristianos sobre lo que creian y les parecía atractivo. Más que atractivo, era convincente. También vinieron a la fe, sabiendo que al hacerlo podría llevarlos a la prueba definitiva de su fe.

A medida que pasaron los años y los Cristianos fueron objeto de vergüenza pública utilizándolos para entretenimiento en las luchas de gladiadores, más y más comenzaron a ver a sus amigos y vecinos en la arena, esperando a ser destrozados por las fieras. Se convirtió en algo personal. Y los paganos que conocían a los mártires como personas sensatas, gente razonable y moral, comenzaron a cuestionar la política de Roma de cazar a esta gente y matarlos.

Lentamente pero seguramente un cambio radical comenzó a mover la opinión pública en contra de la persecución. En los comienzos del siglo IV, la simpatía había aliviado el odio hacia los Cristianos, cuya firme fe en la cara de sufrimiento prolongado había reestructurado muchos de ellos como héroes.

Regresando atrás en el tiempo ahora hacia el final del 1° siglo, echemos un vistazo a 3 de los líderes de la Iglesia que siguieron inmediatamente después de los Apóstoles; Clemente de Roma, Ignacio, y Policarpo. Estos 3 provienen de un grupo de líderes de la Iglesia conocidos como los Padres Apostólicos.

Hacia el final del 1° siglo, la muerte de los Apóstoles creo un problema: ¿Quién podría guiar ahora a la Iglesia? Los cristianos entendieron a Jesús como la verdadera cabeza de la Iglesia; pero su dirección se expresaba a través de sus discípulos directos y aquellos que habían sido testigos de su resurrección. Aunque la persecución recurrente fue un tema constante, la iglesia continuó creciendo. ¿Que la iba a guiar después de los Apóstoles? Un grupo que ahora conocemos como “los Padres de la Iglesia”, proveyeron esa próxima fase crucial del liderazgo de la iglesia.

Aunque Jesús advirtió a sus seguidores en contra de darle a cualquier hombre el rol de ser una autoridad espiritual en vez de a Dios, la etiqueta “Padre” fue dada a los ancianos y líderes como un término de afecto y cariño. Los Padres Apostólicos no fueron apóstoles; simplemente eran, ya sabes = como los apóstoles. O puedo inventar una palabra y decir que estaban apostolando.” Este vino de ser los seguidores y alumnos de los Apóstoles originales y tener una relación cercana con ellos.

Los escritos de los padres revela una notable dedicación a la Escritura Judía del Tanaj; qué los Cristianos llamamos el Antiguo Testamento. Reflejando la influencia de los Apóstoles originales, los Padres entendían al Cristianismo, no tanto como una nueva religión, sino como el cumplimiento de la fe de los Patriarcas y profetas Judíos. Tomaban esto como la base; por lo cual hay pocos intentos de definir nuevas doctrinas en sus escritos. Su propósito era mas de edificación, corrección y consolar. Podríamos decir que su trabajo era devocional en sabor. Era pastoral, tratando de reforzar la esperanza, la fe y la santidad práctica de sus lectores.

Los Padres Apostólicos sirvió en un tiempo en que la iglesia estaba creciendo espectacularmente y proporcionaba una alternativa radical a los que estaban cansados del paganismo que aún prevalecía, pero lentamente fue perdiendo su dominio sobre el mundo Romano. Sus escritos frecuentemente honraban a los mártires, ocasionalmente elevaban al celibato y ponían un gran énfasis en el bautismo, que la Primera Iglesia utilizaba como la marca singular de identificar a un seguidor de Jesús.

El primer Padre Apostólico que veremos es conocido como el primer Padre Apostólico; Clemente de Roma.

Por esa razón los estamos viendo primero; ¿ven cómo funciona? Clemente nació en el año 30 D.C. y sirvió como pastor de la iglesia en Roma los últimos 9 años de su vida, muriendo en el año 100. Pablo menciona a Clemente en Filipenses 4:3 y hay una buena probabilidad que éste es el mismo hombre. A pesar de que aparece en los registros oficiales de la Iglesia de Roma como el 2° o 3° Papa, al comienzo de la historia de la Iglesia no había Papas, solo un pastor de la iglesia local.

Clemente es mejor conocido por la carta que envió a la iglesia de Corinto, tratando con algunos de los mismos problemas que el apóstol Pablo habló en su correspondencia con ellos. La iglesia de Corinto estaba fracturada en grupos en conflicto y Clemente intentó conciliar entre ellos recordándoles la prioridad del amor, junto con el llamamiento a la paciencia y humildad. Lo que es notable acerca de la Carta de San Clemente es el fuerte énfasis que puso en la necesidad de que los Cristianos honren y sigan a sus líderes espirituales como una forma de mantener la unidad.

La carta de San Clemente a los Corintios es la primera pieza de literatura cristiana fuera del NT. Por ese motivo, es de gran importancia para los estudiosos, ya que nos da una idea de la mentalidad de los líderes cristianos y su visión de la nueva fe.

Clemente cita al AT a menudo. También hace numerosas alusiones a los escritos de Pablo, revelando cuán influyente y bien aceptadas las cartas de Pablo fueron incluso en esta fecha temprana. En su insistencia en que los creyentes honren sus líderes espirituales, basa su apelación sobre una línea de razonamiento el subtexto de lo que él escribe, que al parecer apunta a un principio espiritual que era ampliamente aceptado. Fue este . .

Pastores y líderes de la Iglesia han recibido su autoridad de los Apóstoles, que había recibido su autoridad de Cristo. Mucho más tarde, la Iglesia en Roma ampliaría enormemente esa idea de sucesión en los próximos años. Pero no hay nada en la carta de San Clemente que de base a la idea que la Iglesia de Roma tenia autoridad sobre las otras iglesias o de la fe en general.

El siguiente es Ignacio, considerado como un gigante entre los padres apostólicos a causa de su martirio. Aunque era el Pastor de la iglesia de Antioquía de Siria, fue detenido y conducido a Roma. Durante el viaje, Ignacio pasó por varias ciudades donde se le permitió hablar con los creyentes. Cerca del año 110 D.C., escribió 6 cartas estas ciudades en las cuales se enfoco en la unidad y cómo luchar en contra de la herejía. La herejía de la cual Ignacio hablaba era una forma temprana del Gnosticismo. El remedio para tratar con la herejía, y el mejor apoyo para la unidad, decía Ignacio, era la presencia de un pastor fuerte que podría proporcionar el liderazgo espiritual necesario.

Es una tradición bastante fiable que Ignacio era un alumno del apóstol Juan y fue afirmado en el ministerio por él. Ignacio fue martirizado en Roma, en el Coliseo, alimentando a las bestias, durante el reinado de Trajano, en 108 D.C.

¿Qué hace que los escritos de Ignacio tan importantes es su insistencia en el papel de un anciano-pastor como la manera de dirigir a una iglesia local. Tenemos indicios de esto en el NT, y también hay ejemplos de varios ancianos que comparten el liderazgo. Es más por inferir del ministerio de Pablo y Timoteo que podemos ver como surge el anciano principal que toma el lugar de lo que hoy podemos llamar el pastor principal. Las cartas de Ignacio enfatizan esta función y pintan un caso fuerte por ella. Él llamó a los ancianos y diáconos a seguir el ejemplo de que uno entre ellos en el cual Dios había establecido Su unción para dirigir la iglesia.

El tercer Padre Apostólico que veremos suena como un pez de plástico.

La historia de Policarpo es fascinante. Él también era un estudiante del apóstol Juan, quien se convirtió en el líder-pastor en Esmirna, una de las ciudades que recibir una de las 7 cartas dictadas por Jesús en el Apocalipsis. Policarpo escribió una carta a la iglesia Filipo cerca del año 110 D.C., que está llena de citas del Antiguo Testamento y referencias a otros libros, que posteriormente serían incluidos en el canon de NT. Policarpo dependía de estos libros para describir las normas y las creencias de los cristianos y esto nos indica la pronta aceptación de aquellos libros que más tarde serían parte de la Biblia. Su uso de ellos ayudo a los cristianos más tarde a decidir qué libros deberían ser parte del NT.

Policarpo fue arrestado y condenado a muerte por el año 155 d.C. La manera de su muerte fue tan ejemplar que fue honrado por generaciones como un ejemplo del martirio. Cuando los funcionarios vinieron a arrestarlo, el les dio la bienvenida a su casa y preguntó si les gustaría algo para comer, y mientras disfrutaban de una comida, entro en otra habitación donde se preparo a sí mismo a través de la oración. Cuando volvió a la mesa, su trato amable avergonzó a ellos que tenían la tarea que se les había asignado.

Una de las muchas cosas notables acerca de Policarpo fue su avanzada edad. A los 86, estaba bastante viejo para esos días. En su ejecución, el juez del rogo, basándose en su edad, que se retractara para salvarse. Anteriormente les dije que los cristianos para retractarse tenían que ir a través de un proceso de 3 pasos para probar su sinceridad. En el juicio del Policarpo, el funcionario intentó hacerlo más fácil para él y le dijo que simplemente dijera, “!fuera con los ateos!”, lo que para el significa los cristianos, porque creían en un solo Dios, y eran considerados como en falta de dioses en comparación a los paganos que adoraban a docenas de deidades. Pero Policarpo conocía las intenciones del funcionario y señaló a la multitud que se había congregado para verle quemar diciendo, “fuera con los ateos”.

El juez lo siguió presionado, rogando con Policarpo que dejara su fe, Policarpo respondió, “80 & 6 años he servido a El y nunca me hizo mal. Entonces, ¿cómo puedo blasfemar a mi Rey que me salvó? Ven, trae lo que quieres hacer.”

El funcionario no podía creer que su oferta de clemencia estaba siendo rechazada y se enfureció. Le advirtió, “!Bendice a  César!” Policarpo respondió, “ya que en vano te esfuerzas para hacer que bendiga a César, fingiendo no saber mi carácter real, oye claramente – Yo soy un Cristiano!“ Si usted desea aprender de la fe cristiana, asígneme un día, y usted oirá.”

Ahora mas enfurecido, el procónsul lo amenazo “Tengo bestias salvajes; y te pondrá en medio de ellas, a menos que te arrepientas.” Policarpo respondió, “tráelas”.

El magistrado exploto, “puesto que desprecias a las bestias salvajes, a menos de que usted se arrepienta voy a domarlo con fuego.” Policarpo dijo, “Usted me amenazan con un fuego que arde durante una hora, y pronto se extingue; pero el fuego del juicio futuro, y del castigo eterno reservado para los impíos, en eso usted es ignorante. Pero ¿por qué demora? Venga, haga lo que le plazca.”

En eso, la madera que se había amontonado alrededor de él fue incendiada.

La historia del martirio de Policarpo se convirtió en una historia popular que  los Cristianos compartían durante los próximos siglos junto con muchos más de los que se enfrentan al prospecto de morir por la fe. A decir verdad, una perversa veneración del martirio se arraigó en la Iglesia que vio no pocos aspirando a ser puestos a la muerte.

Cuando mártires fueron elevados como héroes, no pasó mucho tiempo antes de que algunos aspiran a la estación de héroe y considerado el martirio como un precio que valía la pena pagar. Lamentablemente, no fueron muriendo por Cristo, tanto como su propia reputación y fama.