Este episodio de Communio Sanctorum se titula, “Vivirlo“.

Durante generaciones, los historiadores han debatido la causa de la Caída de Roma en el Occidente. En su monumental obra El Decline y Caída del Imperio Romano, el historiador Edward Gibbon culpó a la Cristianismo. Y durante décadas esa visión dominó la visión popular de la historia del 5º siglo de Europa.

El Cristianismo ciertamente jugó un papel en el curso de los acontecimientos en Europa durante ese tiempo, y no quiero luchar con un erudito tan eminente como el Sr. Gibbon, pero el Imperio Romano no cayó en el 5º siglo cuando los bárbaros arrasaron con el Occidente. Como hemos visto en episodios anteriores, el Imperio continuó muy bien, muchas gracias, en el Oriente durante otros mil años. Lo que vemos en Gibbons es el provincialismo occidental típico de un europeo del siglo 18º. En gran medida el ignora el Imperio Oriental una vez que Occidente cayó; esto a pesar del hecho de que el Imperio Oriental continuó identificándose como Romano durante cientos de años.

¿Y en cuanto al Cristianismo siendo la causa más importante para la caída de Occidente? Espera – El cristianismo estaba igual de arraigado en el Oriente como Occidente. Podemos hacer un argumento para decir que estaba aún más arraigado en el centro del poder. Después de todo, mientras que la Iglesia y el Estado permanecieron en gran parte separados en el Occidente, en el Oriente se fusionaron. Entonces, ¿por qué el Imperio Oriental no cayó a los igual de frecuentes y concertados ataques de los llamados bárbaros?

Las razones por las que el Oeste cayó mientras el Este continuó son numerosas y mucho más complejas de lo que tenemos el tiempo para lidiar en nuestro podcast. Además, este es un podcast de la historia de la iglesia, no un podcast de la historia del Imperio Romano. Para eso quieres escuchar el excelente podcast, La Historia de Roma de Mike Duncan.

Gibbon justifica su posición diciendo que la fe Cristiana animo a las personas hacia la castidad y la abstinencia, lo que resultó en una disminución de la población dentro del Imperio. Eso significaba menos hombres para el ejército. Y aquellos hombres que se enlistaron fueron influenciados por una pasividad enseñada por la Iglesia y no querían luchar. Todos eran un montón de Hippies del 5º siglo. “Haz el amor, no la guerra, hermano.” La suposición de Gibbon es que, al mismo tiempo, los bárbaros reprodujeron guerreros como rabiosos conejos de ataque enfocados en ir a la guerra tan pronto como pudieran balancear una espada.

Espere Sr. Gibbon, esos bárbaros, ¿no eran cristianos también? Cristianos Arrianos para ser específicos, pero… ¿no tenían el mismo enfoque moral en general que los Romanos, que usted nos dice que se estaban suavizando y estaban listos para la matanza por seguir una religión que los había castrado? Entonces, ¿por qué eran diferentes los bárbaros?

Una causa mucho mejor para entender por qué los bárbaros derribaron al Occidente fue la presión que ellos enfrentaron de otros bárbaros que estaban invadiendo su territorio. Era más fácil, y francamente mucho más una tentación, simplemente quitarse del territorio que estaba siendo invadido por salvajes sedientos de sangre de tierras lejanas, y avanzar hacia el rico territorio de un Imperio decadente y en gran parte indefenso. Un Imperio donde la calidad de los funcionarios del gobierno había declinado tanto que el pueblo preferiría ser gobernado por bárbaros que por los funcionarios rapaces, brutales y corruptos enviados por Roma, o Milán, o Rávena, en los muchos lugares donde se asentó la capital Occidental.

Entonces, ¿contribuyó el cristianismo a la caída del Imperio en el Occidente?

Algunas de las críticas de Gibbon pueden tener mérito. Pero cualquier factor que la Iglesia contribuyó a debilitar al Imperio fueron compensados por los beneficios que la Fe trajo. Como ya hemos visto, si no hubiera sido por la Iglesia y sus obispos muy capaces, regiones enteras se habrían quedado sin ningún tipo de gobierno.

¿Qué le habría pasado a Roma si el Papa Leo no hubiera convencido a Atila y a sus hordas Hunas de que dieran marcha atrás? ¿Qué habría pasado con la ciudad si no hubiera convencido a los Vándalos de limitar sus privaciones al saqueo?

Sin duda, el porcentaje de creyentes genuinos en el Imperio era pequeño. Pero su influencia estaba creciendo. Y el Cristianismo comenzó a alterar la cultura del Imperio tanto en el Oriente como en el Occidente.

A mediados del 5º siglo, un anciano de la iglesia de Marsella llamado Salvian escribió un libro titulado El Gobierno de Dios. Quería responder a la misma pregunta con la que el gran Agustín de Hipona luchó: “¿Por qué cayó Roma? ¿Por qué Dios traería sufrimiento a un pueblo Cristiano?” Recordarás que la respuesta de Agustín a ese desconcertante problema del cual todo el mundo hablaba se encuentra en el libro La Ciudad de Dios.

Salvian dijo que el sufrimiento de los Cristianos en Galia a manos de los invasores no era una medida del justo gobierno de Dios; era Su juicio sobre los aristócratas malvados y los funcionarios codiciosos que habían oprimido sin piedad a los pobres.

Salvian es único porque hasta ese momento, los escritores tenían la practica de denigrar al hombre común en favor de los ricos y poderosos. Después de todo, ¿quién compraba libros en esos días? Salvian escribió para otros creyentes, para ayudar a dar sentido a lo que veían todos los días a manos de invasores bárbaros. Dijo que Dios los había dejado entrar porque los ricos y funcionarios civiles eran corruptos y abusaban de la gente común.

Mientras el caso que hace es simplista, contenía una medida de verdad que otros pensaban, pero temían expresar. Contrariamente a la imagen de Salvian, el hombre común no era de todo una imagen de inocencia, ni todos los funcionarios eran corruptos. Hubo excepciones en ambos lados. Pero una nueva nota se había añadido a la vieja pregunta de, por qué Roma cayó. Y a partir de ese momento, la Iglesia comenzó a desempeñar un papel cada vez más amplio en ser la voz de la gente común. La Iglesia siempre había puesto prioridad a la caridad y al cuidado de los pobres, pero rara vez se había pronunciado en contra de las políticas injustas de los funcionarios civiles que privaban a las personas de sus derechos y propiedades. Ahora empezó a hacerlo.

La ciudad de Roma tenía la costumbre de desalojar a los no ciudadanos en tiempo de hambruna, pero el obispo Ambrosio trabajó para cambiar esa política para que fueran cuidados. Una política similar fue adoptada en Edesa en Grecia, así como la creación de un hospital de 300 camas, todo a instancias y con la ayuda de creyentes en la ciudad.

Esto no quiere decir en algunos lugares que la Iglesia fue parte del problema más que de la solución. En Sicilia, por ejemplo, los funcionarios de la iglesia eran opresivos en la forma en que cobraban impuestos a las personas que trabajaban en las tierras de las iglesias. Pero cuando el Papa Gregorio se enteró, se movió rápidamente para corregir el problema.

Los historiadores han debatido durante mucho tiempo la eficacia de la fe Cristiana sobre la moralidad del Imperio. La tendencia entre los defensores de la Fe es atribuir demasiada influencia a la Iglesia, mientras que los críticos se burlan y dicen que la Iglesia no tuvo ningún impacto en la moral. La verdad, como siempre, se encuentra en algún lugar intermedio.

Sabemos que fue la influencia del Cristianismo la que puso fin a los combates de gladiadores. Pero las siempre populares carreras de carrosas, las cazas de animales salvajes y los teatros increíblemente inmorales continuaron a pesar de los sermones predicados regularmente en su contra. El teatro era tan desconcertado que algunos emperadores lo prohibieron. Pero continuaron en secreto, sabiendo que el próximo Emperador podría muy bien levantar la prohibición.

Un reino de la moralidad que experimentó una revisión importante fue la ética sexual. La concepción moderna y popular del Imperio Romano tardío es que estaba marcada por libertinaje sexual. Miniseries de televisión sobre Roma le han sacado jugo esto para aumentar sus ratings. Mientras que el palacio imperial y las casas de los ricos eran ocasionalmente escenas de libertinaje moral, la gente común no siguió una licencia sexual desenfrenada. La sociedad de entonces era muy parecida a la sociedad ahora. Lo que el Cristianismo hizo fue elevar al matrimonio y el estatus de la mujer. Además, por primera vez, la virginidad tanto de hombres como para mujeres era valorada como una virtud. Mientras que el matrimonio se consideraba sagrado, la idea de permanecer soltero y elegir una vida de celibato para que un hombre o una mujer pudiera dedicarse totalmente a Cristo se convirtió en una parte regular de la Comunidad Cristiana.

Los paganos consideraban esto muy extraño y otra area que los diferenciaba de los Cristianos.

Las relaciones sexuales fuera del matrimonio estaban prohibidas y los que violaban esta regla eran excluidos de la Iglesia. Cuando el número de los excluidos creció, se decidió permitirles volver a la comunión después de haber demostrado el arrepentimiento público y haber hecho la penitencia requerida. Con el paso del tiempo y la idea del celibato creció, incluso el sexo dentro del matrimonio fue evitado. Se pensaba que sólo se debería usar para la producción de niños. Encontrar placer en el sexo conyugal fue considerado por algunos líderes de la iglesia, ellos mismos célibes, como pecado. El sexo entre marido y mujer debía soportarse para producir hijos, no disfrutado para construir una intimidad. Lástima que no tomaron el libro de Cantares de Salomón literalmente ni aplicaron lo que decía el apóstol Pablo en 1 Corintios 7.

La visión Cristiana del matrimonio tuvo un impacto significativo en las costumbres Romanas. Debido a que se consideraba un convenio sagrado, el divorcio estaba prohibido excepto en el caso del adulterio. Por ley romana, a una mujer no se le permitió casarse con un hombre por debajo de su rango social. Si lo hacia, su estatus era bajado al nivel de su marido, él nunca se podía elevar al de ella. A principios del 3º  siglo, el Papa Calisto no sólo relajo la reglas de delitos sexuales, sino que declaró legal el matrimonio de hombres y mujeres de cualquier nivel social.

Bajo la ley Romana de paterfamilias, el jefe de familia masculino tenía autoridad absoluta sobre su familia y su patrimonio para hacer lo que quisiera. Técnicamente, tenía el poder de golpear e incluso ejecutar a su esposa, hijos y sirvientes. Digo “técnicamente”, porque si bien la regla de paterfamilias le otorgaba a un padre ese derecho, ser un bruto abusivo y matar a miembros de su familia era ciertamente mal visto. Lo que hacia la ley de paterfamilias era denigrar el valor de las mujeres y los niños.

El Cristianismo alteró fundamentalmente esta ley. No sólo las mujeres fueron elevadas como coherederas de Cristo con los hombres, los niños eran valorados, porque los padres fueron encomendados con la mayordomía de criarlos para la gloria de Dios. La práctica de exponer a los bebés no deseados en una colina, una costumbre común Romana y Griega, estaba prohibida para los Cristianos, al igual que el aborto. Se decía que cuando los no cristianos iban a la colina para dejar a sus hijos no deseados, los cristianos salían de sus escondites cercanos para rescatarlos antes de que las bestias salvajes pudieran tomarlos. Luego los criaban en hogares cristianos.

A medida que la Iglesia crecía y más personas llegaban a la fe en Cristo de todas las ocupaciones y niveles de la sociedad, el impacto de la Fe comenzó a sentirse en un espectro más amplio. A muchos creyentes les resulta difícil vivir en un mundo secular. Cuando un magistrado civil llegaba a la fe, ¿cómo iba a ordenar la tortura o ejecución de alguien que antes de su conversión no lo habría pensado dos veces? Algunos pensaron en resolver este problema diciendo que los cristianos no podían servir en cargos públicos. Lo que significa que los que servían en esa capacidad no eran seguidores de Cristo y por lo tanto eran vacíos de las virtudes de un creyente. Esto tuvo que haber contribuido a la disminución de la moralidad que marcó el Imperio tardío, especialmente la moralidad de los administradores gubernamentales; que se convirtieron en tiranos rapaces y brutales.

Pensamos en hombres como Ambrosio y Gregorio que habían sido magistrados antes de dejar el cargo para convertirse en líderes en la Iglesia. La Iglesia atrajo a los mejores y más brillantes que antes habrían ido a cargos públicos. Hombres como Atanasio y Agustín. Había cientos que se convirtieron en obispos en lugar de gobernadores y prefectos. Fue una antigua forma de fuga de cerebros que debilitaba el orden civil del Imperio. Estos líderes eclesiásticos estaban más preocupados por construir la Ciudad de Dios de Agustín que por ayudar a apuntalar la flacidez de las paredes de la Ciudad del Hombre. Y los bárbaros estaban esperando justo fuera de esos muros para derribarlos.

Esto, más que nada es lo que contribuyó a la Caída del Imperio Occidental.

Durante el 3º y 4º siglo, las políticas gubernamentales vieron un cambio masivo de personas de ser productores a consumidores. En los principios del 5º siglo, el desequilibrio era insostenible. El ejército había duplicado su tamaño para hacer frente a la amenaza bárbara. Como es la naturaleza de la burocracia gubernamental, había crecido drásticamente. Pero productores como agricultores y fabricantes habían disminuido significativamente. Los costos de hacer negocios aumentaron considerablemente consumiendo ganancias, y las tierras de cultivo fueron amenazadas por la invasión o robadas por los ricos que sabían cómo trabajar el sistema para evitar pagar su parte justa de impuestos.

Todo esto agobiaba al gobierno al mismo tiempo que lo empobrecía. Y como sabemos, fue justo en ese momento que los nuevos grupos bárbaros decidieron ir a la vieja ciudad llamada Roma.

Muchos de los plebeyos del Imperio Occidental no estaban realmente tan preocupados por los bárbaros. Estaban listos para el cambio ya que sus señores Romanos se habían vuelto brutales y rapaces. Un cambio en el régimen les sonaba un como bueno. Por frustración con las autoridades civiles de Roma, el Papa Gregorio negoció con los Lombardos. Los Cristianos se sometieron a un gobierno político bárbaro, y luego convirtieron rápidamente a esos bárbaros a la Fe.

Por lo tanto, el Cristianismo puede haber contribuido de una manera pequeña a la caída del Imperio Occidental, pero la pregunta es: ¿valía la pena salvarlo realmente? ¿La historia se vio retrasada por la muerte de Roma? Si la caída de Roma fue culpa del Cristianismo, ¿cómo entonces la Iglesia se convirtió en el depósito de la cultura y el tesoro de la civilización y surgió como una de las instituciones dominantes en los siglos venideros. Los bárbaros pueden haber conquistado el Imperio Occidental, pero la Iglesia pronto los conquistó a ellos.