Este episodio de CS es titulado, “Sincretismo

Episodios recientes han documentado la creciente grieta entre la iglesia Oriental centrada en Constantinopla y la Occidental con su base en Roma. En el Concilio de Calcedonia en el año 451, obispos Orientales elevaron al Obispo de Constantinopla a tener un estatus y autoridad casi al igual con el Obispo de Roma, dándole a la Iglesia 2 cabezas. Era cada vez es más evidente que los juegos políticos tenían un rol muy grande en los asuntos de la iglesia, en vez de una búsqueda de la pureza de la doctrina o la fidelidad al Evangelio y su mandato. El Oriente y el Occidente se estaban moviendo en direcciones opuestas.

Desde que Constantinopla como la “Nueva Roma” era el centro político del Imperio, la iglesia Oriental creció a ser cada vez más vinculada al poder Imperial. En el año 380, el 27 de febrero en su Edicto de Tesalónica, el Emperador Teodosio declaró al Cristianismo la religión oficial del estado y prohibió el paganismo. Desde que la Iglesia no tenia autoridad o poder para imponer el cumplimiento de la Fe o para castigar a los paganos, la potencia Imperial fue usada para imponer la voluntad del Emperador.

Esta conversión forzada de multitudes vastas de paganos produjo una flujo de nuevos miembros a la Iglesia, cuyo compromiso con el Evangelio era dudoso. Los sacerdotes estaban tenían la incómoda posición de tener que dirigir a personas que sabían que eran, en el mejor de los casos, sólo parcialmente-comprometidos.

Desde que el Cristianismo del 4 siglo se había alejado de sus raíces en el Judaísmo con su hostilidad adversa a la idolatría, un gran número de sacerdotes, que habían sido en su tiempo paganos adoradores de ídolos, antes de su conversión, pensaron que podría facilitar la asimilación de nuevos conversos a la fe, si se hacian concesiones hacia las viejas formas de adoracion. ¿Por qué no aprovechar las tradiciones seculares y dirigirlas hacia nuevos fines? La veneración de los ángeles, los santos, reliquias, imágenes y estatuas fueron un intento de traer a los ex-paganos hacia una forma más familiar de culto y acomodar sus sensibilidades religiosas. De este proceso, Philip Schaff, escribe que “la Cristianización del Estado fue en gran medida a una paganización y secularización de la iglesia. El mundo venció a la Iglesia, de igual manera que la Iglesia venció al mundo, y la ganancia temporal del Cristianismo en muchos aspectos, fue cancelada por su pérdida espiritual. Las multitudes del Imperio Romano fueron bautizadas sólo con agua, no con el Espíritu y el fuego del Evangelio, y trajo de contrabando prácticas paganas al santuario bajo un nuevo nombre.” [1]

Es arriesgado atribuir motivos hacia las personas que están tan retirados de nosotros por tan grade distancia de tiempo, pero sospecho que para muchos líderes de la iglesia la asimilación de formas paganas en la liturgia de la Iglesia fue visto como una concesión necesaria por el gran número de Bárbaros que ahora era necesario convertir. La esperanza era que cuando estos nuevos miembros nominales de la iglesia, aprendieran el Evangelio, la verdad los iba a liberar de sus supersticiones y la Iglesia podría volver a una liturgia pura y ortodoxa. No cabe duda de que el razonamiento fue algo como à Dios se ha hecho hombre para llegar a hombres pecadores. ¿Por qué no podía la Iglesia ser, para utilizar las palabras de Pablo “a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos?”

El problema es que, si esa era la racionalización para adoptar formas de culto pagano, no funciono. La Iglesia no transformo temporalmente su liturgia para dar lugar a los miembros nominales; institucionalizó esas formas paganas, convirtiéndolos en nuevas tradiciones, algunas de las cuales continúan hasta el día de hoy.

Otro acontecimiento lamentable durante este tiempo fue la distancia que se desarrolló entre el clero y los laicos. Por los primeros 3 siglos, pastores principales o obispos como eran llamados, fueron honrados como líderes ordenados por Dios para dirigir sus congregaciones, pero no eran considerados como especiales. La elevación de los obispos y de los sacerdotes a ser una clase especial se desarrolló lentamente durante el 4º  y 5º siglo. Para el comienzo del 6º siglo ya eran considerados únicos; parte de una categoría distinta. La razón de esta elevación fue diferente en el Oriente y el Occidente. En el Oriente, la Iglesia y el Estado se unieron en una unión política-religiosa. Debido a la cercana relacion entre los sacerdotes y los políticos, el clero adoptó los lujosos adornos orientales de los funcionarios políticos. Constantino inició esta tendencia cuando trasladó su capital a Constantinopla. Se adorno a sí mismo como un típico Monarca Oriental opulente en lugar de un austero Emperador Occidental.

Durante los primeros 2 siglos, el clero Occidentales usaban ropa similar a sus congregaciones. Pero como el movimiento monástico comenzó a proveer más sacerdotes para la iglesia, el hábito del monje se hizo más prominente. Esto continuó por un tiempo en el sacerdocio, pero cuando la estructura política del imperio de Occidente se empezó a desmoronar y a los líderes de la iglesia se les veía cada vez como los que podían proporcionar un liderazgo a la sociedad civil, algunos obispos adoptaron las vestimentas que los marcaban como los gobernantes civiles, pero adornado su ropa con símbolos religiosos. Pero el mensaje era claro àla Iglesia y el Estado se había fusionado en el oficio del Obispo.

En los Concilios Generales, cuando los Obispos Occidentales observaban los atuendos reales de contraparte Oriental, ellos quisieron llevar atuendos igualmente elegantes y comenzó a seguir la moda Oriental. Todo esto sólo sirvió para aumentar la distancia entre el clero y los laicos.

Otra tradición traída del paganismo fue en la observancia de días especiales. Constantino establece al domingo como el día oficial de culto Cristiano. A mediados del 4º siglo, la Navidad se convirtió en una práctica regular, tomando el lugar del festival pagana de Saturnalia en Diciembre. La Epifanía celebraba, en el Oeste la visita de los Reyes Magos, o en el Oriente, el bautismo de Jesús.

La conmemoración anual de notables mártires se convirtió en días de los Santos.

Se agregaron más rituales al calendario de la Iglesia. Los únicos dos sacramentos en el Nuevo Testamento llaman a los Cristianos a practicar el Bautismo y la Comunión. Al final del 6 siglo, se agregaron 5 más.

El desarrollo de la doctrina del pecado original alentó la práctica del bautismo de infantes. El enfoque de la Comunión como el centro de culto experimentó una profundización de su significado de una conmemoración de la muerte de Jesús a una ritual que buscaba recrearla de nuevo.

El padre de la Iglesia Cipriano enseñaba que el sacerdote actuaba en el lugar de Cristo en la Comunión y que ofrecía un verdadero y completo sacrificio a Dios. El Papa Gregorio I enfatizo la naturaleza sacrificial de la Comunión. Al amanecer del 7º siglo, el Sacerdotalismo ya estaba bien encaminado.

Sacerdotalismo es la creencia de que la gracia es literalmente & realmente concedida a los adoradores a través de la influencia de la mediación de un sacerdote ordenado, oficiando los sacramentos. Piénsalo de esta manera à La Biblia dice que somos salvos por gracia a través de la fe. La posición oficial de la Iglesia era que, por la fe en el sacerdote que oficiaba, trabajando en armonía con el adorador, los sacramentos son vehículos por el cual la gracia era concedida y la salvación era renovada. à Vitaminas espirituales para mantenerlo a uno saludable.

Todo esto condujo a una mayor separación entre el clero y los laicos. Más tarde se convirtió en el medio por el cual los líderes de la Iglesia manipulaban a los funcionarios civiles. Cuando el clero tenia el poder para conceder la gracia a través de los sacramentos, podía amenazar una rey o líder a cumplir o correr el riesgo del tormento del infierno.

La veneración de los santos nació de una larga tradición que veían a los mártires con una gran admiración. No es difícil ver cómo aquellos que habían muerto durante la persecución fueron distinguidos como héroes y ejemplos a los cuales todos podían aspirar. El aniversario de su martirio fue hecho un día conmemorativo, y eventualmente se transformo en los Días del Santo. Desde paganos tenían en el hábito de adorar a sus héroes marcándolos con celebraciones especiales, y les atribuían poderes especiales, los Días de los Santos fueron sustituidas por estas celebraciones, y los Santos fueron dados un acceso especial a Dios. Lo que había sido la oración de los cristianos en la tumba de los mártires por el tranquilo reposo del alma del mártir, se convertio en oraciones A los santos por su intercesión ante Dios y las peticiones a los santos podían ayudarles en su área específica de especialización. ¿Vas a un viaje? Pregunte a San Cristóbal por protección. ¿Vas a iniciar un nuevo negocio? Pregúntale a San Bartolomé por prosperidad. Y siguió y siguió…

La veneración de los santos fue endorsada por el Segundo Concilio de Nicea en el 8º siglo. Iglesias y capillas fueron construidas sobre las tumbas de los santos y se convirtieron en destinos para los peregrinos. Festivales relacionados con su muerte fueron colocados en el calendario, y leyendas de milagros asociados con ellos se desarrollaron rápidamente. El tráfico de reliquias, incluyendo partes de un santo, su cuerpo, su pelo, sus dientes y sus huesos, se convirtieron en un gran problema, hasta que una orden imperial lo paró en el año 381 d.C. Estas reliquias se convirtieron en el punto principal de las muchas catedrales construidas en Europa y fueron ultimadamente el objetivo de las peregrinaciones de millones de personas durante la Edad Media. Piensa la catedral como simplemente una gran caja ornamentada que guardaba el dedo pulgar de algún santo, y puede entender lo que paso.

El uso de imágenes y retratos en el culto se expandió rápidamente a medida que el número cada vez mayor de bárbaros se unian a la iglesia. Las imágenes le daban sustancia a la invisible realidad de la deidad para estos adoradores supersticiosos. Las imágenes también tenían una función decorativa para embellecer a las iglesias. Los Padres de la Iglesia intentaron hacer una distinción entre la veneración de imágenes y del culto; pero es dudoso que esa distinción impidió que los campesinos combinaran a la imagen con la cosa que representaba.

La ayuda del gobierno después de Constantino llevó a una extensiva campaña de construcción de iglesias. Estas iglesias Imperiales seguían la arquitectura de la basílica Romana que ellos habían desarrollado para sus edificios públicos.

La madre de Constantino, Elena, visitó Israel en sus últimos años y se creía que capto la ubicación de varios acontecimientos bíblicos, al ser guiada por el Espíritu y de los reportes locales,que condujo a la construcción de iglesias, encima de donde se suponía que esos acontecimientos habían ocurrido.

La primera cantos en la iglesia fue conducida por un líder a quien el pueblo daba respuesta a través de la canción. Cantos Antifonales, en los cuales 2 coros cantan alternando, se desarrollo en el oriente de Antioquia. Ambrosio introdujo la práctica de cantar antifonalmente en Milán, y de allí se difundió en toda la Iglesia Occidental.

La veneración de María estaba también bastante situada para el cierre del 6º siglo, aunque la Iglesia Romana no lo adopto oficialmente la doctrina de su inmaculada concepción y su asunción milagrosa hasta los años 1854 y 1950.

Una mala interpretación de las Escrituras, junto con los numerosos milagros atribuidos a María por obras apócrifas, creció un respeto hacia ella como única en la historia redentora. Varios de los Padres de la Iglesia, influenciados por la preferencia hacia la virginidad entre los monásticos, asumió la virginidad perpetua de María. Ese gran teólogo de la iglesia, Agustín, afirmó que María nunca había pecado. Y como se suponía que un hijo tenía un cariño especial por su madre, María fue apelada, para interceder ante Jesús. Después de todo, ¿qué hijo puede rechazar su mamá?

Terminaremos este episodio aquí; con la mención de Agustín, porque él es una figura prominente en la Historia de la Iglesia, que veremos muy pronto. Pero justo antes de Agustín, necesitamos mirar a otra personaje que acabo de mencionar, Ambrosio. Haremos esto la próxima vez al mover un poco mas la historia y preparnos para sentarno con Agustín de Hipona.

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[1] Schaff, Philip, History of the Christian Church.  Vol III, Pg. 93