Este episodio de Comunión Sanctorum se titula – “Entrando a la Edad Media”
La reconquista de Italia por parte de Justiniano I y liberarla de su breve tiempo bajo control bárbaro fue aún más breve. Poco después de que las fuerzas Orientales de Justiniano recuperaran el control de partes de la península y las volvieron a poner bajo el dominio del Imperio, otro grupo germánico invadió y puso a la mayor parte de Italia bajo su jurisdicción.
Los Lombardos eran un grupo Escandinavo que había surgido como la tribu Germánica dominante. En el año 568, conquistaron la Italia Bizantina y formaron lo que se conoce como el Reino de Italia, que duró hasta finales del 8º siglo cuando fue derribado por los Francos, aunque los nobles Lombardos continuaron gobernando porciones de la península hasta el siglo 11º.
Los Lombardos conquistaron Italia durante el mandato de Gregorio Magno como Papa. A medida que los Lombardos avanzaban hacia la ciudad de Roma, sin ninguna esperanza de la ayuda del gobernante Imperial sentado en Rávena, Gregorio tomó el control en Roma. Aseguró suministros para el asedio que se avecinaba, aunque tanto la hambruna como la peste habían diezmado la tierra. Reforzó las defensas de Roma y encargó a nuevos líderes militares que dirigieron un ejército al campo para enfrentarse con los Lombardos. Una vez que estos planes estaban en marcha, Gregorio abrió negociaciones con el enemigo y finalizó una paz con ellos, aunque la hizo sin la aprobación del Emperador.
Es difícil para el estudiante moderno de la historia entender cómo los Papas Romanos lograron ejercer un poder político como lo hicieron durante la Edad Media. Tenemos el habito de entender a la historia por el estado actual de las cosas. Y como Europa está firmemente cimentada en una era post-Cristiana donde el Papa tiene poco poder político, es difícil ver cómo podría haber sido la fuerza política más poderosa durante cientos de años.
Mientras que la influencia del Papa creció desde los días de León el Grande, fue bajo Gregorio Magno que el oficio del Papa se convirtió en un rol que le dio definición a la Historia de Europa.
¡Aunque Gregorio estaba en sus últimos años y era cada vez más frágil, lo que logró fue simplemente asombroso! Al mismo tiempo que se ocupaba de los Lombardos y de las necesidades diarias de la ciudad de Roma, administraba la Iglesia. Supervisó sus propiedades, cuidó las necesidades de su rebaño, proporcionó líderes para las iglesias de la Galia y España, se ocupo del desafío siempre presente de la iglesia en Constantinopla que contendía con Roma por la preeminencia, y además de todo eso, como hemos visto, planeado para la expansión de la Fe en nuevos reinos como Inglaterra.
El plazo de Gregorio como Papa marco la transición del mundo antiguo donde gobernaba la Roma Imperial, al mundo medieval unido por la Iglesia Católica Romana.
La Iglesia desempeñó un papel importante, tal vez incluso el más importante, en el cambio al mundo medieval. Fue la única institución que sobrevivió y transmitió la cultura Romana a la Edad Media.
Aunque fue alterada para adaptarse para su énfasis espiritual, la iglesia Romana creo su estructura organizativa y administrativa basada en la antigua forma Imperial. Cada ciudad tenía su propio obispo y cada región un arzobispo. Dentro del ámbito de supervisión de cada obispo, llamado diócesis, había un personal de asistentes que se parecía mucho a la administración civil Romana.
Las reglas de la Iglesia, llamadas “Ley Canónica” eran paralelas al Leyes Civiles Romanas. Al principio, la Ley Canónica fue definida por los Consejos de la Iglesia que se reunieron para decidir cuestiones de prácticas y doctrinas. Finalmente, la Ley Canónica llegó a incluir decisiones del Papa, una forma de edicto Imperial.
El latín se convirtió en la lengua común, y las formas Romanas de literatura y educación se extendieron dondequiera que la Iglesia se estableció. Cada vez que se construía una nueva iglesia, su forma era la de la antigua sala de reuniones Romana; una basílica.
Como vimos al final del episodio anterior, aunque los bárbaros Germánicos conquistaron el Imperio Occidental, no pasó mucho tiempo hasta que la Iglesia los conquistó. Mientras que la mayoría de las tribus Germánicas eran Arrianas, cuando se trasladaron al sur en áreas controladas por la iglesia Romana, se convirtieron al Cristianismo Católico. Los Lombardos fueron los últimos de las tribus Germánicas en invadir Italia. Parte de la estrategia del Papa Gregorio en la negociación con ellos era convertirlos; convirtiéndolos en hermanos en Cristo. Ellos también comenzaron como Arrianos, pero Gregorio apoyó a la Reina Lombarda Theodelinda, que era Católica. No paso mucho tiempo antes de que los Lombardos estuvieran firmemente plantados en la Fe Católica.
Gregorio apeló a otros líderes Germánicos en Europa Occidental y también desecharon su Arrianismo. Los Visigodos de España se convirtieron en Católicos cuando la carta de Gregorio llegó a su líder Reccared.
Sólo había una tribu Germánica que entro en el Imperio como paganos en lugar de como Arrianos– los Francos. Ocuparon un área cerca del Río Rin. Cuando su rey murió en el año 481, fue seguido por su hijo de 15 años: Clodoveo. 5 años más tarde Clodoveo dirigió a sus guerreros al suroeste en de contra otras tribus Francas. Extendió su gobierno hasta el Sena. A lo largo de este tiempo adoraba y daba crédito a los antiguos dioses Francos.
Las victorias de Clodoveo movieron a los gobernantes de las tribus vecinas a intentar negociaciones. Uno de los mensajeros de Clodoveo regresó de un viaje a la corte de Borgoña, describiendo a su hermosa nieta del rey, Clotilde. Clodoveo envió otro mensajero al rey de Borgoña pidiendo la mano de Clotilde en matrimonio. A los Borgoñeses les preocupaba lo que Clodoveo haría si se lo negaban, así que consintieron y los dos se casaron.
Clotilde era Católica y compartío su fe con su marido, pero el permaneció comprometido con los viejos dioses durante los siguientes 3 años. Pensó que su desconfianza en el Dios Cristiano estaba justificado. Después de todo, ¿no se había convertido el Imperio Romano a la nueva fe más de un siglo antes? ¿Por qué Dios no los había protegido de los bárbaros? Luego le paso una situación más personal. Clotilde bautizó a su hijo primogénito, el cual murió una semana después. Mientras que la fe de Clotilde no estaba afectada, Clodoveo se enfureció.
A pesar estar sospechoso del bautismo, Clodoveo permitió que Clotilde bautizara a su segundo hijo. Cuando este hijo también se enfermó, Clodoveo estaba furioso. Pero el niño se recuperó por las peticiones urgentes de Clotilde a Cristo. Con todo esto pasando a su alrededor, Clodoveo salió a enfrentar lo que seria el mayor desafío para los Francos hasta el momento, una feroz tribu Germánica llamada los Alemanni. La batalla tuvo lugar cerca de la ciudad de Bonn. Los Francos estaban perdiendo terriblemente, así que Clodoveo llamó a sus viejos dioses. No hubo ayuda. Desesperado, mirando la derrota en la cara, Clodoveo gritó al Dios cristiano diciendo algo como: “Jesús, si realmente eres el Hijo de Dios como me dice mi esposa, concédeme la victoria y yo creeré en ti.” Ciertamente una petición dudosa y Dios no negocia con los humanos. Pero el hecho es que los Francos le dieron vuelta a las cosas y derrotaron a los Alemanni.
Ese día en el año 496 resultó ser un dramático punto de cambio de rumbo para la historia de Europa. Clodoveo siguió su promesa. Invitó al Obispo Remigios de Reims a instruirlo en la Fe. Luego, en la noche de Navidad, fue bautizado.
Remigios continuó instruyendo a Clodoveo en la Fe, pero su entendimiento carecía de algo. Cuando Remigios contó la historia de cómo Jesús fue arrestado, torturado y ejecutado, Clodoveo saltó y gritó: “¡Si hubiera estado allí con mis Francos, lo habría vengado!”
Unos pocos miles de sus guerreros pronto siguieron a su rey en el bautismo. Una historia anecdótica que viene de esta época fue que había tantas tropas que querían ser bautizadas que tuvieron que hacer bautismos masivos en un río. Una docena de ellos entraban en el agua a la vez cuando un sacerdote se encontraba en la orilla y los bendecía. A medida que se bajaban bajo la superficie, levantaron sus manos derechas por encima de sus cabezas para que nunca se bajaran bajo el agua. Cuando el sacerdote preguntó por qué, los guerreros explicaron; que no querían bautizar su mano de espada. Querían seguir haciendo la guerra y no querían someter la mano que sostenía la espada al gobierno de Cristo. Ahora, para ser claros, esta historia, aunque atribuida a las tropas de Clodoveo, también está asignada a otros períodos de la historia, especialmente en las cruzadas. Si es verdad o no está en disputa.
Clodoveo fue uno de los primeros de la línea de Reyes Franceses conocidos como Merovingios.
Lo que esta historia ilustra es una característica importante de la sociedad medieval; La adopción del cristianismo fue en esencia una política real. La religión del gobernante decidió la religión de sus súbditos. Y las reinas hicieron mucho para lograr la conversión de sus maridos.
La conversión de Clodoveo abrió el camino para una importante alianza entre el papado y los Francos. Pero tomo décadas para que esa alianza alterara la forma en que los Francos trataran a la Iglesia. Durante la mayor parte del 6º y 7º siglo, la corte Merovingia nombró a sus propios obispos en las iglesias de la Galia.
A finales del 6º siglo, el Papa Gregorio comenzó a trabajar con ellos para alterar esta practica, pero no fue hasta el 8º siglo que Roma fue capaz de recuperar el control sobre los nombramientos de la iglesia.
Después de Gregorio, el Occidente entró en un período difícil como narramos en el Episodio 34 – La Gran Recesión. La Iglesia Occidental sufrió abusos por los Lombardos y gobernantes Bizantinos. En la Galia, los merovingios trataron a la Iglesia como una herramienta política y la calidad de los líderes eclesiásticos disminuyó drásticamente a medida que las oficinas de la iglesia se vendían al mejor postor.
Hasta este período, el clero eran hombres de gran aprendizaje y habilidad intelectual. Una lista de los grandes pensadores de la 1º al 6º siglo está dominado por monjes y sacerdotes. Pero la corrupción política que siguió con la desaparición del Imperio Occidental condujo a una disminución de la destreza intelectual del clero. Ese declive fue lento al principio, pero se intensificó con el paso de las décadas. Eso es lo que sucede cuando las oficinas de la iglesia se llenan con nombramientos políticos que pagan favores, en lugar de siervos talentosos y llamados.
El Obispo Gregorio de Tours vivió a finales del siglo 6º y es la principal fuente de información sobre los Merovingios. Describe el lamentable estado en el que la sociedad Europea había caído. Escribió que era un período en el que las mujeres estaban casi solas en el mantenimiento de lo que quedaba de moralidad y virtud. Los monasterios y conventos se convirtieron en islas solitarias de verdadera religión situadas en un mar de libertinaje moral y corrupción espiritual que incluía muchas, si no la mayoría de las iglesias.
Esta situación continuó hasta el 8º siglo cuando el avivamiento hecho raíces por el trabajo de los misioneros Celtas de Irlanda. Otros factores que llevaron a este renacimiento fue un papado renovado y una nueva dinastía Franca.
Los misioneros Celtas habían estado trabajando en Europa desde la última mitad del 6º siglo. El más notable de ellos fue Columba. Nació en una familia noble en Donegal, Irlanda. Después de la escuela, fue ordenado sacerdote y plantó iglesias y monasterios en Irlanda. Luego, en el año 563, Columba dejó su tierra natal. Por qué se fue es un misterio, pero parece que fue una especie de exilio autoimpuesto. Columba ayudó a desencadenar una guerra civil entre su clan y el clan del rey. Como penitencia, se fue, siguiendo su camino a donde soplaba el viento.
Fue acompañado por una docena de amigos. Aterrizaron en la pequeña isla de Iona, en la costa oeste de Escocia, donde, contra todas las expectativas, establecieron un próspero monasterio. Muchos observadores objetivos asumirían que Columba y sus compañeros habrían muerto en un año debido a las duras condiciones. Por al contrario, mientras la vida era dura, prosperaron y el monasterio se convirtió en el punto principal de un nuevo movimiento de Dios que llegaría a miles de kilómetros.
Pronto enviaron misioneros a monasterios que se encontraban a lo largo de la costa de Escocia, regresando a Irlanda, y a lo largo de la costa norte de Europa desde la Galia hasta Escandinavia.
El propio Columba era bélico en la forma en que difundía la fe. Por su predicación, el rey Brude de los Pictos se convirtió. La postura espiritualmente agresiva de Columba era necesaria porque estaba lidiando con un enemigo determinado y abiertamente malvado en la forma de los druidas que sólo entendían la fuerza. Una Fe débil y tímida sólo los habría provocado a actos de grotescos y horribles.
La mezcla de espiritualidad mística de Columba con una aplicación dura de la fe en un contexto político y social, todo moldeado por un compromiso con la enseñanza y el amor a la naturaleza, lo marcó como ese individuo raro que era el hombre adecuado en el momento adecuado haciendo lo correcto por la razón correcta. Es el ejemplo proto-típico del cristianismo Celta. Columba fue el molde del cual los misioneros cristianos Celtas fueron cortados mientras navegaban a través del mar para aterrizar en Galia, llevando las chispas del avivamiento que se unieron para sacar a Europa de la Gran Recesión.