Este episodio se titula, “Que tan cerca?”

Una de las cosas que los Cristianos modernos quieren saber es que tan cerca es su iglesia a la primera iglesia del 1º y 2º siglo. Tenemos congregaciones y movimientos que todos claman que su particular expresión de la fe es la más cercana a la original. Por lo tanto, como fueron los primeros servicios de la iglesia? ¿Dónde se juntaban y qué hacían?

Hasta el final del 2º C, los cristianos se reunieron para servicios en viviendas privadas, edificios desiertos, cuevas, cerca de las tumbas de los mártires, y en las catacumbas. Las catacumbas eran una característica común de muchas ciudades del Imperio. Además de su uso principal como lugares de enterramiento, fueron frecuentes escondites para los refugiados, contrabandistas y grupos que querían reunirse fuera de la atenta mirada de las autoridades. Las catacumbas de Roma eran un enorme sistema de túneles subterráneos.

Los seguidores de Jesús usaron estos lugares para reunirse porque durante estos primeros siglos eran en su mayoría provenientes de las clases más pobres de la sociedad y no podía permitirse un lugar único dedicado exclusivamente al culto de adoración. Sus reuniones eran a menudo prohibidas, requiriendo que se reunieran en secreto. Otra razón que los motivaba a reunirse en lugares alejados de las calles fue a causa de la prevalencia del grafiti obsceno, omnipresente en las ciudades romanas. Grafiti no es un fenómeno reciente; y tiene una larga historia. Gran parte de las inscripciones encontradas en las calles de Roma eran caricaturas políticas y comentarios. Pero también fueron vulgares y ofensivos a la sensibilidad moral de muchos cristianos. Así que buscaron los lugares fuera de la ciudad para reunirse donde la pornografía no estaba garabateada en paredes cercanas.

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Una de las observaciones hechas por los Padres de la Iglesia conocidos como los Apologistas, que respondían a los ataques de los críticos paganos, era que los cristianos no tenían ni templos ni altares porque su religión era fundamentalmente espiritual y no necesitaba ningún lugar para el ritual. Sus críticos saltaron sobre esta falta de lugar religioso como una prueba de la insensatez de la fe. Después de todo, si Dios es digno de adoración, pensaron, no requieren un edificio? Orígenes respondió elocuentemente a este ataque diciendo que los cristianos eran estatuas vivientes del Espíritu Santo – y que cada ser humano era inmensamente más glorioso que cualquier templo hecho de simples piedras. En una observación significativa de Justino Mártir a un gobernador Romano, el escribió que “los cristianos se reúnen donde sea conveniente, porque su Dios no es como los dioses de los paganos, encerrado en un espacio, El esta presente invisiblemente en todas partes.”

Las casas donde se reunieron los primeros cristianos tenían que haber sido lo suficientemente grandes como para reunir a una congregación. Sobre la base de lo que sabemos acerca de la arquitectura romana, sus casas solían tener un comedor proporcionando el mejor lugar para reunirse. En el centro de la larga pared se ponía una silla elevada que sirviera como el lugar donde el líder dirigía los servicio viendo a todos los reunidos. Cerca de él había una simple mesa en que los elementos de la Cena del Señor eran preparados. Si se reunían en las catacumbas, un formato similar era seguido.

Uno de los Padres de la Primera Iglesia, Tertuliano, fue uno de los primeros en hablar de “ir a la iglesia;” con la palabra “iglesia” para el lugar donde se reunía una congregación. Clemente de Alejandría que vivió aproximadamente al mismo tiempo, hace referencia en sus escritos de como la palabra “iglesia” significaba tanto el pueblo como el lugar donde se reunían.

Cerca del año 230 d.C., el emperador Romano Alejandro Severo concedió a los seguidores de Jesús el derecho a tener un edificio en Roma dedicado exclusivamente al culto de adoración. Lo interesante de esto es que los que se quejaron más con gritos en contra de que la iglesia tuviera su propio edificio fueron los dueños de las tabernas locales. La iglesia iba a estar situada en un lugar repleto de tabernas y significaba que algunos de ellas tendrían que ser reubicadas para edificar la iglesia. Tampoco les gustaba la influencia moral que una iglesia traería.

Este permiso Imperial para construir una iglesia alentó mucho a otras ciudades en todo el Imperio para permitir el rápido crecimiento de la secta cristiana y para construir más instalaciones dedicadas exclusivamente a los servicios cristianos. Las persecuciones de Decio y Diocleciano, al final del 3 siglo y al inicio del 4 siglo pusieron una pausa en dicha construcción, y vio a muchos de los edificios que se habían construido derribados o convertidos para el uso pagano. Diocleciano comenzó su persecución en el año 303 d.C. derribando la enorme iglesia en su capital de Nicomedia. Sin embargo, al comienzo del 4 siglo, en Roma ya había unas 40 iglesias!

Sabemos sobre la construcción de iglesias que tuvo lugar en la última mitad del 3º siglo, pero tenemos poca idea a que se parecían. Esto cambia con la aceptación del cristianismo por el emperador Constantino. Pero es razonable asumir que las iglesias anteriores fueron en cierta forma similares a las basílicas que Constantino construyo tanto para el uso civil y religioso.

Estas eran rectangulares, con una proporción de 3 por 4. Un nicho semicircular se encontraba al extremo estrecho enfrente de la puerta principal. El nicho fue el lugar donde el asiento elevado fue fijado para el pastor principal, el obispo. Pasando por los pasillos de la sala principal había varias columnas que formaban lugares donde la gente se podía reunir en grupos más pequeños, o si el piso central de la nave estaba llena, las podrían usar para acomodar mas gente durante el servicio.

Los cristianos se reúnen para celebrar su servicio semanal el Domingo, que llamaban “El Día del Señor” porque es el día de la semana que resucitó Jesús. Los primeros cristianos eran judíos, quienes celosamente observaban el Sabbat el sábado, pero también se reunian el Domingo, el primer día de la semana. Así que era un día de trabajo, entonces era temprano en la mañana, antes del inicio de los trabajos. Al crecer la iglesia en el mundo pagano, la Iglesia sólo se reunida los domingos. Esto está confirmado por pruebas abundantes en los escritos de Ignacio, San Justino Mártir y la Didaché.

Aquellos primeros creyentes gentiles no celebraban el Domingo como una especie de Sabbat Cristiano, dejando de trabajar como lo hicieron posteriormente. Esto hubiera sido imposible para los esclavos de amos paganos que formaban una gran proporción de la Iglesia en las primeras décadas. No fue hasta la época de Constantino que la contratación de personas para laborar en el día del Señor fue algo que la iglesia empezó a ser desacreditado. Lo que también fue puesto bajo prohibición eran espectáculos teatrales. Teatros romanos y griegos eran muy a menudo, lugares gran lascivia, no apto para la sensibilidad moral de los creyentes.

A la luz de los debates a menudo contenciosos que marca a los creyentes modernos, es instructivo que los padres de la Iglesia cristiana nunca vieron la observancia del Domingo como una continuación del Sabbat judío. El domingo no fue considerado como una versión cristiana de obedecer el llamado del cuarto mandamiento a “Guardar el Día del Sábado.” No obstante, los padres SI reconocían como implícita en la enseñanza de la Escritura el llamado a un servicio de culto regular, y esto significaba la necesidad especifica de un día cada semana para reunirse. Ignacio, que ya hemos visto como uno de los más importantes de los padres de la Iglesia, específicamente contrasta el Sabbat judío con el Domingo cristiano, diciendo que el anterior es sustituido por lo nuevo. Pero hace mucho énfasis en señalar que hacer el domingo “el Día del Señor” no es en cumplimiento del cuarto mandamiento. Más bien, Ignacio ve al cuarto mandamiento cumplido en la perpetuo descanso que los creyentes tienen por la muerte y resurrección de Cristo.

Estos no fueron los únicos días de la semana que los cristianos practicaban acciones específicas como evidencia de su fe. Mientras se celebra el Domingo de resurrección, los Miércoles y los Viernes conmemoraban el sufrimiento y la muerte de Jesús. Este fue recordado por ayunos parciales, hasta las 3 PM.

Cuando los cristianos se reunían el domingo, había ciertas cosas que hacían que constituían un servicio. El orden de servicio fue formándose a través del tiempo, pero se convirtió en una práctica bastante uniforme por el 4 siglo en todas las iglesias. En los primeros años, una porción de las Escrituras del Antiguo Testamento era leído y alguien con habilidad en el arte de hablar en público podía explicar y aplicar el pasaje. Varios pasajes cortos similares y explicaciones podían ser dadas, dependiendo de cuantos oradores calificados tenían en el servicio. No pasó mucho tiempo antes de que uno de los ancianos fue reconocido como el maestro y líder ordenado por Dios para la congregación y fue designado como su pastor-obispo.

Muy pronto los documentos del NT y los escritos de los Padres Apostólicos, fueron también leídos y estudiados.

Con el surgimiento del obispo como el líder de una iglesia local, el sermón se convirtió en uno de los principales elementos del servicio. Tenemos el registro de un antiguo sermón pronunciado por un anónimo pastor alrededor del año 140 d.C. No es muy bueno, pero la manera en que se cierra el mensaje es interesante por la sencilla razón de que no es nada distinto de lo que decenas de miles de pastores dicen en sus iglesias cada semana hasta este día! Termina así …

“al único Dios invisible, el Padre de la Verdad, quién envió á nosotros el Salvador y Príncipe de la inmortalidad, y por quien asimismo hizo manifiesto á nosotros la verdad y la vida celestial, a El sea la gloria por siempre y siempre. Amén”.

La oración era una parte importante de los servicios de la iglesia. Dado que muchos de los escritos de los Padres Apostólicos incluyen sus oraciones, nos dan un sentido de que las oraciones eran comunes en las iglesias de este tiempo. Lo destacable de ellas es que tan llenas están de las escrituras. Sus oraciones se basaban en la revelación de Dios en la Biblia y se hace un llamamiento a sus promesas. Oraban por el sufrimiento, los necesitados, los viajeros, los prisioneros; ellos le rogaban a Dios para salvar a los perdidos, confesaban sus pecados, y pedian por la preservación de su unidad. También es notable el énfasis que tenían en orar por el emperador, por los gobernadores y todos aquellos con autoridad en el ámbito civil. Estas oraciones no eran anatemas, es decir, llamados para levantar el descontento divino, y pedir que cayera fuego del cielo sobre los paganos. Fueron las oraciones de bendición, paz, sabiduría y valentía.

Cuando oraban, se levantaban, con las manos estiradas hacia el cielo.

La Iglesia también cantaba – un montón! Su repertorio eran los Salmos. Además de los Salmos, ellos desarrollaron himnos; canciones expresando la creencia cristiana y la teología. El hombre o la mujer que encuentran dificultades en la memorización mecánica, a menudo puede cantar una canción y ser capaz de cantar varios versos de memoria. Cantar era una forma de culto y de aprender la teología.

Durante un período de unos 350 años, desde mediados dl 2º siglo hasta el cierre del 5º, algunas iglesias dividían su servicio en 2 partes. La primera era abierta a todos y estaba enfocada en educar a los candidatos para bautismo. Había cantos, oraciones y un sermón. A continuación, los no habían sido bautizados eran despedidos y las puertas eran cerradas. Aquellos miembros que habían sido bautizados pasaban entonces a participar más en la oración, el canto, y, finalmente, la celebración de la comunión. Participación en la mesa del Señor estaba prohibido para los que no habían sido bautizados.

Dividir el servicio en 2 partes fue una practica minoritaria refutada por algunos padres de la Iglesia. Justino Mártir, en su primera defensa de la fe ante el emperador marca ninguna distinción para aquellos que podían celebrar la comunión. El creciente espíritu jerárquico que echó raíces en la Iglesia desde mediados de 2 siglo avanzado tan fuertemente por Ignacio, parece también haber alentado el dualismo que se desarrollo en la Iglesia; un dualismo que divide la congregación entre los candidatos y los elegidos; con el bautismo como la línea divisoria.

Otro factor que favoreció el desarrollo de un segundo parte del servicio, que era cerrado y secreto fue el desafío planteado por los gnósticos. La segunda parte del servicio, que era cerrado y solo era para los iniciados, comenzó a utilizarse en algunas iglesias como un tiempo para la instrucción en lo que vino a ser considerado lecciones espirituales más profundas. Los Gnósticos tenían su “conocimiento secreto” que resultó tan atractivo para muchos. Así, algunas Iglesias desarrollaron su propia marca de conocimiento esotérico – cosas que se consideraron apropiados sólo para aquellos que habían sido bautizados y podían participar regularmente de la comunión. Quienes propagaban este aspecto secreto de la vida de la iglesia se defendían citando Mateo 7 donde Jesús advirtió a sus seguidores en contra de no dar lo que era santo a los perros o tirar perlas delante de puercos. Ellos decían que esto es lo que significaba cuando los apóstoles escribieron de la distinción de “leche para bebés” pero “carne para aquellos de edad” y la diferencia entre aquellos que eran “carnales” y “espirituales.”

Algunos historiadores sostienen que uno de los motivos de la naturaleza secreta de algunos de los aspecto de las reuniones de la iglesia era simplemente una práctica por necesidad de modestia. El bautismo era primitivo de inmersión total. Los Cristianos a menudo iban directamente de un servicio a trabajar, y tenían que quitarse la ropa para ser bautizados. Esto implicaba la necesidad de privacidad con hombres y mujeres separados.

Al llegar el 6 siglo, el reto del Gnosticismo había pasado y la iglesia ya no estaba siendo perseguida. Sin esa presión, el bautismo, mientras que seguía siendo importante, estaba tomo menos importancia de lo que había poseído durante la época de la persecución cuando el problema de los lapsado o los que habían negado su fe causo tanto debate. Por todas estas razones, la división del servicio en 2 partes disminuyo y para el fin del siglo 6 d.C., la inmensa mayoría de las iglesias tenían sólo un servicio, aunque miembros no bautizados se les decía que no participaran de la mesa del Señor.

La comunión era el evento central de cada servicio. En ese momento, la mesa del Señor era llamada “La Eucaristía” una palabra griega que significa acción de gracias. Este fue el clímax y conclusión de cada servicio en la iglesia. Cito la descripción de Justino Mártir; …

“después de las oraciones nos saludábamos con un beso fraterno. A continuación, el pan y una taza con agua y vino se entregaba al obispo de los hermanos. Él lo recibía, y ofrecía alabanza, gloria, y agradecimiento al Padre de todos, por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo, por que este regalo. Cuando había terminado la oración y acción de gracias, la congregación entera respondía; “Amén.” … Al escuchar esto, los diáconos, como los llamamos, dan a cada uno de los presentes parte del pan bendito, y del vino mezclado con agua, y lo llevan a los ausentes en sus viviendas.”

La Comunión se celebraba al menos una vez a la semana. Hay indicios de que en algunos lugares se celebraba diariamente por cristianos reunidos temprano en la mañana para orar, cantar una canción o 2, tomar la comunión y seguir con su día. Se basaba esta práctica de la comunión diaria en la parte de la Oración del Señor que dice: “Danos hoy nuestro pan de cada día”.

En los primeros días de la iglesia, también se reunían el domingo por la noche para compartir una comida común, llamada el Ágape, la fiesta de amor. La última parte de la comida, la cual nosotros llamaríamos el postre, era la mesa del Señor. Para ellos, no era un postre de dulces tanto como una dulzura espiritual de comunión con el Señor y el uno al otro. Un beso santo era parte de ello. Los hombres le daban un beso en la mejilla a otros hombres igual que las mujeres las unas a las otras. Este beso fue un marco santo y querido de la celebración de su unidad espiritual y relación familiar.

También se convirtió en apertura para su uso indebido desde que el vino era una parte de la comida común y algunos bebían un poco más de lo que debían. Al aflojarse las inhibiciones esto movió a algunos a una aplicación diferente del beso santo cuando el patrón cambio de ser de hombre a hombre al “compañerismo” de hombre a mujer. El Apóstol Pablo aborda el abuso del ágape por escrito a los Corintios y en otras cartas le recuerda a los de la iglesia que mantengan el beso santo!

El pan utilizado para la comunión era pan ordinario. El vino fue mezclado con agua. Los diáconos entregaban cada persona un pedazo y bebían todos de una taza en común. Cuando comían, estaban parados. Cuando el servicio habia terminado, los diáconos tomaban los elementos y los llevaban a las casas de los enfermos y los que estában en la cárcel. Muchos de los cristianos del norte de África tomaban parte del pan de comunión y lo llevaban a casa con ellos y para utilizarlo para su propia comunión diaria.

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