Este Episodio se titula, “No Exactamente Una Disculpa.”

Cualquiera que embarca en un estudio de la historia de la iglesia y comienza al principio pronto se topara con un montón de líderes de la iglesia conocidos como los Padres de la Iglesia. A menudo se dividen en los padres de Ante-Nicea y Post-Nicea; que básicamente son los líderes de la Iglesia que vivieron antes del primera gran concilio ecuménico de Nicea en el año 315 d.C., y aquellos que vivieron durante y después de el.; por lo tanto el prefijo – post.

Los padres se pueden dividir en 3 grupos, basado en el enfoque principal de sus escritos. Los 3 grupos son los Padres Apostólicos, los Apologistas y los Teólogos.

Aunque se cruzan algunos de los tiempos, podemos decir que en general, el periodo de los Padres Apostólicos fue desde el final del 1° siglo a mediados del 2° siglo. Como vimos en un episodio anterior, los Padres Apostólicos no fueron Apóstoles; ellos eran estudiantes y seguidores de los Apóstoles y habían tenido una cercana relación con ellos.

Luego desde mediados del 2º Siglo hasta el final del 3º siglo es la época de los Apologistas. Se llaman así porque su trabajo se enfoco en la defensa de la Fe contra ataques de afuera y de adentro.

Tras los apologistas fueron los Teólogos, que asumieron el liderazgo de la Iglesia desde el comienzo del 4º hasta el 6º siglo. Su trabajo fue establecer precisamente lo que los Cristianos creían con respecto a algunos de los aspectos más complejos de la Fe.

En el episodio anterior consideramos al apologista Justino Mártir quien escribió dos importantes defensas de la fe y los dirigió a 2 Emperadores Romanos, Antonino Pío y Marco Aurelio.

Ahora vamos a mirar a otro importante Apologista, Ireneo.

Pero antes de enfocarnos en su historia, permítanme ser claro para aquellos que no están familiarizados con el término “Apologista“.

La palabra moderna en ingles “apology” quiere decir que queremos pedir una disculpa por haber cometido un error. Es una aceptación de culpa y una manera de tratar de restaurar la buena voluntad. Esto no era lo que los Apologistas estaban haciendo. No había nada que disculpar. La palabra que usamos viene de la palabra griega Apología – que era una defensa formal de la posición de una persona. Es un término legal. Una apología es algo un abogado prepararía para ir al tribunal. Era un intento de demostrar algo por el uso de la evidencia y razón. Es por eso que hoy la Apologética es el término utilizado para la defensa de la Fe. La tradición de la Apologética empieza en los primeros tiempos de la historia de la Iglesia cuando la fe cristiana estaba surgiendo en un mundo hostil pagano.

Los Apologistas fueron los primeros Padres de la Iglesia, eran generalmente pastores de las iglesias locales, que escribieron obras formales para dárselas a los funcionarios Romanos como el Emperador o el gobernador provincial, explicando por qué la persecución era una reacción equivocada ante los seguidores de Jesús.

Uno de los principales Apologistas fue también uno de los primeros teólogos, se llamaba Ireneo, Obispo de Lyon, en Francia. El enfoco su carrera combatiendo la peligrosa amenaza del Gnosticismo.

Nació en Asia Menor, probablemente en la ciudad de Esmirna alrededor del año 135 d.C., fue influenciado por el Padre Apostólico y estudiante del Apóstol Juan, Policarpo. Ireneo fue profundamente afectado por su mentor, diciendo que él escribió lo que aprendio de él, no sobre papel, sino en su corazón.

Después de asistir a la escuela en Roma, Ireneo salió como misionero al sur de Galicia. Él sirvió como anciano en un par de iglesias y fue testigo de una gran persecución que cayo sobre los creyentes durante el reinado de Marco Aurelio.

Fue durante este tiempo que la controversia Montanista surgió. Hablamos sobre ellos en un episodio anterior. Aquí es donde descubrimos que esto era una cuestión que preocupaba a muchas iglesias. Una facción pensaba que los Montanistas debían ser declarado heréticos y sancionados. Otros encontraron su teología aberrante, pero que la calificaban como herejía. Pensaban que los Montanistas deberían ser frenados, pero no expulsados.

Las iglesias al Sur de Galicia eran de la segunda opinión y en el año 178 d.C. enviaron a Ireneo Roma para expresar su opinión. Cuando Ireneo regresó a Lyon, tuvo la noticia que su obispo había muerto como mártir. Fue elegido para ocupar su lugar.

Desde entonces y hasta su muerte 14 años más tarde, Ireneo fue un hombre muy ocupado. Fue un prolífico escritor e incansable pastor y misionero.

Ireneo demostró ser una gran ayuda para la Iglesia a finales del 2° siglo y proporciono una base sólida para la Iglesia en los próximos 2 siglos. Mientras luchaba con el idioma nativo de Galicia, era un maestro del Griego. Él era adepto a utilizar la cultura Griega, lenguaje y formas de pensamiento en la defensa de la Fe y ayudó a establecer una base teológica y filosófica que los posteriores líderes de la iglesia usaron.

Y no olvides, la conexión de Ireneo a Cristo era cercana, aunque él vivió a finales del 2º siglo. Su maestro fue el anciano Policarpo, quien había sido discípulo del anciano Juan, discípulo directo de Jesús!

Esto nos ayuda a poner su énfasis en la sucesión apostólica en perspectiva. Esto se convierte en un concepto clave en sus escritos. Ireneo no argumentaba a favor de un tipo de principio dinástico en el liderazgo de la Iglesia, tanto en la idea de que la Fe misma; sus doctrinas, principios, valores y misión, venían de los Apóstoles originales, pasados a sus seguidores y luego a la siguiente generación, y así sucesivamente. Los líderes de la Iglesia obtenían la autoridad únicamente a la medida en que eran fieles a la fundamentos que los apóstoles habían establecido. Su autoridad se derivaba directamente de que siguieran lo que ya se había establecido, no originaba de ellos o simplemente por el puesto que tenían.

Okay ⇒ Alerta de Comentario Personal: Lo que sigue es mi comentario personal.

Los líderes de la Iglesia de hoy, harían bien en recordar esto cuando tienen la presión de hacer ajustes en la fe sobre cuestiones espirituales y morales para quedar bien con el Mundo. La autoridad de los pastores y líderes de la iglesia proviene de un lugar: Dios. No viene de algún oficio o cargo en la Iglesia. Un título no significa nada, no importa cuán grande es el sombrero que usamos o el titulo impresionante que tenemos. Dios da autoridad para cumplir SU llamado y misión para esa persona. Cuando ellos salen de ese lineamiento, ellos no poseen autoridad real. La autoridad del Ministro se deriva y es en proporción directa a su fidelidad a la Misión y al mensaje Apostólico.

Eso es lo que Ireneo estaba diciendo en sus escritos. Y mientras existía una extensión de este principio al área del liderazgo de la Iglesia, Ireneo no abogaba por algún tipo de principio dinástico espiritual para el liderazgo de la Iglesia y a una jerarquía pasada de un lider al siguiente.


Ireneo fue un oponente feroz del error y herejias, y el más ortodoxo de los padres de ante-Nicea. Puede ser de interés para algunos oyentes que Ireneo, junto con el Padre de la Iglesia, Papias con la mayoría de sus contemporáneos, fueron escatológicamente premileniares en sus opiniones. Esas opiniones fueron posteriormente abandonadas por la Iglesia por sus orígenes muy Judías. Mientras trabajaba arduamente para la propagación y defensa de la fe sobre la tierra, Ireneo estaba → “mirando al cielo”, como los primeros discípulos, esperando ansiosamente el regreso del Señor y el establecimiento de su reino.

Ireneo fue el primero de los padres de la Iglesia en usar completamente el NT. Mientras que los Gnósticos pasaban mucho tiempo refutando y queríendo dividir la Biblia, rebajandolo a apenas un puñado de textos, Ireneo refería a todos los 4 Evangelios y a casi todas las Epístolas como las Escrituras.

Aunque él tenía un gran celo por la doctrina esencial, Ireneo fue tolerante con las diferencias no-esenciales. Le pidio al Obispo de Roma a no ser tan preciso en sus demandas acerca de cómo y cuándo la gente podía celebrar la Resurrección.

2 grandes obras de Ireneo han sobrevivido. Contra las Herejías y La Demostración de la Predicación Apostólica.

Contra las Herejías fue escrito alrededor del año 185, mientras que era obispo de Lyon. Está dirigido al error del Gnosticismo que ya hemos considerado. Contra las Herejías tiene 5 partes.

Libro 1 es un bosquejo histórico de diversas sectas Gnósticas junto con una declaración de la fe Cristiana.

Libro 2 es una crítica filosófica del Gnosticismo.

Libro 3 es una crítica Bíblica de la misma, mientras que el…

Libro 4 responde al Gnosticismo en las palabras de Cristo mismo.

Termina con el Libro 5; una defensa de la Resurrección en contra de argumentos Gnósticos que lo niegan.

En una cita al principio del libro, Ireneo dice, “El error nunca está establecido en su desnuda deformidad, porque siendo expuesto, seria inmediatamente detectada. Pero es astutamente vestida atractivamente, de manera que, por su forma exterior, pueda aparentar al inexperto (ridículo como la expresión puede parecer) ser más cierto que la verdad misma”.

Ireneo ha sido llamado “El Padre de la Dogma de la Iglesia” porque él trató de formular los principios de la Teología Cristiana y de ofrecer una exposición de las creencias de la iglesia. Esto era especialmente evidente en su otro escrito, La Demostración de la Predicación Apostólica. Allí asentó los principios de que la Fe Cristiana encuentra su Revelación y Autoridad en las Escrituras. Él hace referencia al Antiguo y Nuevo Testamento para demostrar esto y como dije anteriormente, cita de todos menos 4 de los libros del NT.

Ireneo es una figura importante para el desarrollo de la teología Cristiana, porque en su batalla contra el Gnosticismo, establece el principio de recapitulación, es decir, que Jesucristo es el núcleo y la esencia de toda la verdadera teología. Él es al mismo tiempo Creador y Redentor. Lo que se perdió en Adán es recuperado en Cristo. Lo que dice acerca de Jesús, fundamentado en las Escrituras, sería utilizado más tarde por los Teólogos cuando tenían sus discusiones y debates sobre la naturaleza de Cristo.

Además de estas 2 obras que sabemos que fueron escritas por Ireneo, hay varios otros fragmentos y algunas obras atribuidas a él por gente como Eusebio. No tomaremos el tiempo de examinar todas, excepto una que merece una mención. En la Epístola a Florinus, Ireneo escribe a un amigo que en un momento había servido con él en el ministerio. De hecho, habían crecido en la fe, juntos a los pies de Policarpo. Florinus se convirtió en un anciano de la Iglesia en Roma, pero fue depuesto cuando abrazó al Gnosticismo. Ireneo le recuerda su amistad y pasado. Se puede escuchar el dolor en las palabras de Ireneo de que alguien que había estado tan cerca y tan claramente en las cosas de Dios, podría tirarlo todo a un lado por una insensatez como el error de los Gnósticos. Ireneo desarrolla ese error tan hábilmente, que es difícil imaginar que alguien pudiera leer la carta y no volver a la fe de su juventud. Pero no sabemos qué paso con la vida de Florinus.


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