Este episodio de Communio Sanctorum es titulado, “Y en el Oriente – Parte 2″.

En nuestro último episodio, tomamos un breve vistazo a la misión del Apóstol Tomás’ a la India. Luego, consideramos la propagación de la fe hacia Persia. Para profundizar nuestro estudio de la Iglesia del Oriente tenemos que volver al Concilio de Calcedonia en el 5º siglo donde el Obispo Nestóreo fue condenado como un hereje.

Como hemos visto, el debate acerca de la deidad de Cristo que fue central en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C., declaró que Jesús era de la misma sustancia que el Padre. Pasaron otros cien años antes que el error del Arrianismo, que negaba la deidad de Jesús, fue finalmente revocado. Pero incluso entre los creyentes ortodoxos, católicos, que seguían el Credo de Nicea, la pregunta era sobre cómo entender la naturaleza de Cristo. Él es Dios – ¡ok lo entiendo! Pero también es humano. ¿Cómo podemos entender su doble naturaleza? Fue en el Concilio de Calcedonia en el 451, que la cuestión se decidió finalmente. Y la Iglesia de Oriente fue declarada de seguir una posición que no era ortodoxa.

El debate fue sofisticado y complejo, y a grandes rasgos decidido más por política que por una preocupación por una teología pura. El perdedor en el debate fue el Obispo Nestóreo, Patriarca de Constantinopla. Para hacer una cuestión compleja mas simple, los que enfatizaban la unidad de las dos naturalezas llegaron a ser llamados Monofisitas = que significa una sola naturaleza. Consideraban a Nestóreo como un hereje porque el enfatizaba las 2 naturalezas como distintas; incluso llegando hasta el punto de decir que Nestóreo afirmaba que Jesús era de 2 PERSONAS. Eso no era lo que Nestóreo decía, pero eso lo que sus oponentes lograron hacer que todos, menos sus más cercanos seguidores, creyeran. De hecho, cuando el Consejo finalmente emitió su declaración y Credo, Nestóreo afirmo que ellos sólo redactaron lo que el siempre había enseñado. A pesar de que el Concilio de Calcedonia declaro al Nestorianismo como herégia, la Iglesia del Oriente siguió aferrada a su punto de vista sobre la doble naturaleza de Cristo, en oposición a lo que ellos consideraban como un punto de vista monofisita aberrante.

Al amanecer del 6º siglo, había 3 ramas principales de la Iglesia Cristiana:

la Iglesia de Occidente, que miraba a Roma y Constantinopla para el liderazgo.

La Iglesia de África, con su gran centro de Alejandría y un nuevo centro en Etiopía;

y la Iglesia de Oriente, con su centro en Persia.

Como vimos en el último episodio, la Iglesia del Oriente fue impulsada desde Edesa en la frontera del Norte de Siria y Turquía Oriental. La escuela teológica se transfirió a Nisibi en Turquía Oriental en el año 471. Fue dirigida por el brillante teólogo Narsai. De esta escuela salieron miles de estudiantes para dirigir las Iglesias del Oriente. Varios esfuerzos misioneros también fueron lanzados desde Nisibi – de la misma manera que Iona fue una base para impulsar al Cristianismo Celta en el extremo noroeste. La Iglesia Oriental planto con éxito misiones entre la población nómadas del Medio Oriente y Asia Central entre los mediados 5º siglo al final del 7º siglo. Esto incluyo los esfuerzos plantando iglesias entre los Hunos. Abraham de Cascar que vivió durante el 6º siglo hizo mucho para plantar las comunidades monásticas en todo el Oriente.

Durante los primeros 1200 años, la Iglesia del Oriente, creció tanto geográfica y numéricamente mucho más que la del Oeste. La razón principal fue porque en el Oriente, el trabajo misionero fue en gran medida un movimiento laico. Desde que Europa se había trasladado a la Edad Media con su estricto sistema feudal, nadie viajaba sin permiso, mientras que, en el oriente, el movimiento de comercio y negocios creció. Esto resultó en el movimiento de un gran número de personas que llevaban su fe con ellos.

Otro motivo por el cual la Iglesia del Oriente creció fue la persecución. Como vimos la última vez, antes de Constantino, las persecuciones del Imperio Romano empujo a un gran número de creyentes hacia el Oriente. Entonces, cuando los Sasánidas comenzaron la Gran Persecución de los Cristianos en Persia, esto empujó a gran número de Fieles al sur y más al Este. Tras la persecución que vino bajo Sapor II, otra ronda mucho más grave de persecución estalló a mediados del 5ª siglo que vio a 10 obispos y 153,000 cristianos asesinados en pocos días.

Cuando pensamos en Arabia, muchos piensan inmediatamente del Islam. Pero el Cristianismo había echado raíces en la península mucho antes de que Mahoma llegó a la escena. ¡De hecho, un Obispo de Qatar estaba presente en el Concilio de Nicea en el año 325! La Reina Árabe Mawwiyya, cuyas fuerzas derrotaron a los Romanos en el año 373, insistió en recibir a un Obispo Ortodoxo antes de que ella hiciera la paz. Hubo una misión en la región suroriental de Arabia, en lo que hoy es Yemen antes del nacimiento de Mahoma, tanto por misioneros Nestorianos y Monofisitas. Al comienzo del 6º siglo, había docenas de iglesias a lo largo de toda la costa Árabe del Golfo Pérsico.

El surgimiento del Islam en el 7º siglo era tuvo consecuencias trascendentales para la Iglesia del Oriente. La capital Persa en Ctesifonte cayó en poder de los Arabes en el año 637. Desde que la iglesia en esa ciudad se había convertido en una especie de Roma a la Iglesia de Oriente, el impacto fue enorme. Los Musulmanes eran en ocasiones tolerantes de las minorías religiosas, pero sólo a la medida en que se quedaran en comunidades de los desposeídos conocidos como “dhimmi“. Se convirtieron en ghettos despojados de su vitalidad. Al mismo tiempo que la Iglesia del Oriente estaba siendo desmenuzada por las conquistas Musulmanas, estaba tomando uno de sus pasos mas grandes hacia adelante, llegando a China a mediados del 7º siglo.

Mientras que la Iglesia de Occidente creció principalmente por el trabajo de un clero entrenado y monjes misioneros del Cristianismo Celta, en la parte Oriental, muy a menudo, eran los comerciantes y artesanos cristianos, que propagaron la Fe. La Iglesia del Oriente tenia mucho enfoque en la educación y la lectura. Se entendía que generalmente que ser un seguidor de Jesús significaba una educación que incluia la lectura, la escritura y la teología. Cuando los laicos de la iglesia eran educados, esto significaba una abundancia de trabajadores capaces de propagar la fe – ¡y difundirlo lo hicieron! Los Cristianos a menudo encontraban empleos entre las personas menos avanzadas, sirviendo en las oficinas del gobierno, y también como profesores y secretarios. Ayudaron a resolver el problema del analfabetismo al inventar alfabetos simples basados en la Lengua Siriaca que enmarca su propia literatura y teología.

Lo que al principio fue una bendición, al final, se demostró en ser un obstáculo. Los primeros misioneros no comprendían el principio de la contextualización; que el Evangelio esta sobre la cultura; trasciende las cosas como lengua y tradiciones. Los primeros misioneros que se movieron rápidamente en el Este de Siria suponían que su versión Sirio-Aramea de la fe era la UNICA versión y intentaron convertir a los que conocían a esa fe. Como consecuencia, mientras que unos pocos aceptaban la fe y aprendían el Sirio-Arameo, unas generaciones más tarde, las antiguas religiones y lenguas se reafirmaron por sí mismas y el cristianismo fue disipado o asimilado en la cultura que ya no reflejaba realmente el Cristianismo Bíblico.

La edad de oro de las primeras misiones en Asia Central fue al final del 4º siglo hasta la última parte del 9ª siglo. Después de eso, tanto el Islam y el budismo llegaron a la escena.

Al Noreste de Persia, la Iglesia tenía una pronta y amplia difusión alrededor del Río Oxus. A principios del 4º siglo las ciudades de Merv, Herat y Samarkand tenian obispos.

Una vez que la Fe fue establecida en esta región, se extendió rápidamente más al Este a la cuenca del Río Tarim, en la zona norte de las Montañas Tien Shan, y el Tíbet. Se extendió a lo largo de esta ruta, ya que fue la principal ruta de las caravanas. Con tantos cristianos trabajando en el área de comercio, era natural que el Evangelio fue rápidamente plantado en las rutas de las caravanas y las ciudades que cruzaban.

En el siglo 11 la Fe se comenzó a propagarse entre los pueblos nómadas de las regiones de Asia Central. Estos cristianos eran en su mayoría de los Tártaros y las tribus de los Mongoles de Keraits, Onguts, Uigures, Naimans y Merkits.

No está claro exactamente cuando el Cristianismo llegó a Tíbet, pero lo más probable es que llegó para el 6º siglo. El territorio de los antiguos Tibetanos se extendía más al oeste y al norte que la nación actual, y tenían un amplio contacto con las tribus nómadas de Asia Central. Una Iglesia viva, existía en el Tíbet para el 8º siglo. El patriarca de la Iglesia de Asiria en Mesopotamia, Timoteo I, escribió desde Bagdad en el año 782 que la comunidad cristiana en el Tíbet era uno de los mayores grupos bajo su supervisión. Él designó a un Patriarca Tibetano para supervisar las muchas iglesias. El centro de la iglesia tibetana estaba ubicado en Lhasa y la iglesia creció allí hasta finales del siglo 13, cuando el Budismo arrasó con la región.

 

Una inscripción tallada en una gran roca a la entrada del pase en Tangtse, que antes era parte del Tíbet, pero ahora esta en la India, tiene 3 cruces con algo escrito indicando la presencia de la Fe Cristiana. El pase fue uno de las antiguas rutas principales comerciales entre Lhasa y Bactria. Las cruces tienen el estilo de la Iglesia del Oriente, y una de las palabras parece ser “Jesús.” Otra inscripción dice, “En el año 210 llego Nosfarn desde Samarcanda como emisario al Khan de Tíbet.” Talvez esto no paresca como una referencia al Cristianismo hasta que tomamos un vistazo mas cercano a la fecha. ¡210! Esta sólo tiene sentido en referencia a la medida del tiempo desde el nacimiento de Cristo, que ya era una práctica en la Iglesia.

El antes mencionado Timoteo I se convirtió en el Patriarca de la iglesia de Asiria alrededor del año 780. Su iglesia estaba situada en la antigua ciudad Mesopotámica de Selacia, la gemela más grande de la capital Persa de Ctesifonte. Tenía 52 años y esto ya pasaba la expectativa de vida de la gente de esa época. Timoteo vivió hasta los 90’s, muriendo en el año 823. Durante su larga vida, se dedicó a la conquista espiritual tan enérgicamente como Alejandro el Magno lo hizo con la conquista militar. Mientras que Alejandro construyó un imperio terrenal, Timoteo buscó extender el reino de Dios.

En cada elemento, la trayectoria de Timoteo destruye todo lo que creemos saber acerca de la historia del Cristianismo en ese momento. Él altera las ideas acerca de la distribución geográfica de la Fe, su relación con el poder político, su influencia cultural, y su interacción con otras religiones. En términos de prestigio y la extensión geográfica de su autoridad, Timoteo fue el más importante líder cristiano de su día; mucho más influyente que el Papa de Roma o el patriarca de Constantinopla. Una cuarta parte de los Cristianos del mundo lo miraban a él como un jefe político y espiritual.

Ningún historiador responsable del Cristianismo dejaría fuera a Europa. Omitiendo a Asia de la historia es igual de impensable. No podemos entender la historia Cristiana sin Asia o la historia de Asia sin el Cristianismo. La Iglesia del Oriente no le importaba mucho los acontecimientos Europeos. Timoteo I sabía sobre su contemporáneo Europeo Carlomagno. Los gobernantes Francos intercambiaron misiones diplomáticas con el Califato Musulmán, un desarrollo de que el líder de la Iglesia del Oriente hubiera sido informado. Timoteo I sabía también que Roma tenía su propio líder llamado el Papa. Él ciertamente estaba consciente de las tensiones entre el Papa y el Patriarca de Constantinopla sobre quién era el líder del mundo cristiano. Timoteo pensó probablemente que sus peleas eran tontas. ¿No era obvio que la Iglesia de Oriente eran los verdaderos herederos de la iglesia primitiva? Si Roma señalaba su autoridad desde Pedro, Mesopotamia miraba a Cristo mismo. Después de todo, Jesús era un descendiente de esa antigua familia Mesopotámica de Abraham. ¿Y no fue Mesopotamia la fuente original de la cultura y la civilización?, y claro que igual se puede mencionar la ubicación probable del Jardín del Edén. Fue el Oriente, en lugar que el Oeste, que primero abrazó al Evangelio. El hogar natural del Cristianismo era en Mesopotamia y Puntos hacia el Este. Según la sabiduría geográfica de la época, Selacia se ubicaba en el centro de las rutas de comercio y comunicación del mundo, igualmente colocada entre las civilizaciones que veían respectivamente al Oeste y al Este.

Sobre todas las tierras de lo que hoy es Irak e Irán, los creyentes construyeron iglesias grandes y perdurables. Debido a su posición cerca de la frontera Romana, pero suficientemente lejos para evitar interferencias, Mesopotamia mantuvo una cultura cristiana poderosa que duró hasta el siglo 13. A través de la Edad Media en Europa, la Iglesia Mesopotámica fue mucho mas una sede cristiana cultural y espiritual que Francia o Alemania, o incluso esa base misionera tan importante de Irlanda.

Varias ciudades Mesopotámicas como Basora, Mosul, Kirkuk y Tikrit fueron florecientes centros del Cristianismo durante siglos después de la llegada del Islam. ¡En el año 800 d.C., estas iglesias y las escuelas que tenían eran bibliotecas de la educación clásica de los Griegos, Romanos y Persas a los cuales Europa Occidental no tendría acceso a por otros 400 años!

Simplemente, no existió una “Edad Oscura” en la Iglesia del Oriente. Desde la perspectiva de Timoteo I, la cultura y erudición del mundo antiguo nunca se había perdido. Lo que es más importante, la Iglesia de Oriente no vivió ninguna interrupción entre ellos y la iglesia primitiva que se levantó en Jerusalén en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Considere esto: Fácilmente podemos ver el contraste entre el mundo latino feudal de la Edad Media Europea con la antigua Iglesia de Medio Oriente arraigado en una cultura que hablaba Griego y Arameo. La Iglesia Medieval de Europa se veía a sí misma como bastante alejada de la Iglesia primitiva. Tanto en el lenguaje y formas de pensamiento, eran culturalmente diferentes y distantes. Pero en el tiempo de Timoteo I, es decir, los principios de siglo 9º, la Iglesia del Oriente todavía habla Griego y Arameo. Sus miembros compartían la misma cultura de Medio Oriente y lo seguirían haciéndolo durante siglos. Tan tarde como el 13ª siglo, todavía se llamaban a sí mismos “Nazarenos“, un título que los primeros cristianos usaban. Llamaban a Jesús “Yeshua.” El Clero recibia el título de “rabban” que significa profesor o maestro, relacionado con el hebreo – “rabino.”

Los Teólogos Orientales utilizaban el mismo estilo literario que los autores del Talmud Judío en lugar que las obras teológicas de Europa Occidental. Como dice Philip Jenkins, si alguna vez quisiéramos especular sobre como la iglesia temprana se pudiera haberse visto, si se hubiera desarrollado evitando su alianza con el poder del estado Romano, solo tenemos que mirar hacia el Este.

En repetidas ocasiones, nos encontramos con el Patriarca Timoteo I refiriéndose al hecho de que las Iglesias de Oriente utilizaban textos que fueron perdidos o olvidados en el Oeste. Debido a su proximidad a lugares donde se desarrollo la historia judía y cristiana primitiva, los Eruditos Orientales tenían acceso a abundantes textos y escrituras antiguas. Un indicio de lo que estaba disponible proviene de una de las cartas de Timoteo.

Escrito en el año 800, Timoteo respondio a las preguntas de un Judío en el proceso de su conversión al Cristianismo. Este Judío le dijo al Patriarca de un reciente hallazgo de una gran cantidad de manuscritos antiguos, tantos bíblicos como apócrifos, en una cueva, cerca de Jericó. Los documentos habían sido adquiridos por la comunidad Judía de Jerusalén. Sin duda, esto fue uno de los primeros hallazgos en lo que más tarde llegó a ser conocido como los Pergaminos del Mar Muerto. ¡Gracias a Dios, que este hallazgo no impulso los cazadores de tesoros para saquear las otras cuevas de la zona! En cualquier caso, como ahora, los estudiosos estaban entusiasmados por el descubrimiento. Timoteo respondió con todas las preguntas adecuadas. Quería saber como el hallazgo podía arrojar una luz sobre algunos pasajes de las Escrituras por los cuales el tenia curiosidad. Él estaba ansioso por descubrir cómo los nuevos textos encontrados se comparaban con los textos de las versiones Hebreas del Antiguo Testamento. ¿Cómo se comparan con el Septuaginta Griega? Timoteo estaba encantado de oír que los pasajes de los cuales quería conocer mas existían realmente en los manuscritos antiguos.

Las preguntas de Timoteo son impresionantes cuando se comparan con lo que los eruditos Occidental hubieran hecho con tal hallazgo. No tenían ni idea de las cuestiones planteadas por Timoteo. No podían ni siquiera leer la lengua de los manuscritos antiguos. Sólo un puñado de académicos Occidentales incluso hubieran tenido el conocimiento de cómo sostener los manuscritos: por ejemplo, ¿qué parte era la de arriba? ¿y cómo se leían? ¿de izquierda a derecha o viceversa?

La Iglesia del Oriente que Timoteo I dirigió era devota a la educación y la actividad misionera. Mientras que la Iglesia Latina vio al Océano Atlántico como un muro bloqueando la expansión hacia el Oeste, la Iglesia del Oriente vio a Asia como una vasta región esperando a ser evangelizada.

La Iglesia Oriental fue dividida en regiones conocidas como Metropolitanos. Un Metropolitano era como un arzobispo, bajo los cuales había varios obispos, a los cuales se reportaban un número de sacerdotes y sus iglesias. Para darle una idea de lo extenso de la Iglesia de Oriente – Timothy tenía diecinueve Metropolitanos y ochenta y cinco Obispos que se reportaban a él. En el Oeste, Inglaterra tenía dos arzobispos. Durante el tiempo de Timoteo como Patriarca, cinco nuevas sedes metropolitanas se crearon cerca de Teherán, en Siria, en Turquestán, Armenia, y una en el Mar Caspio. Arabia por lo menos cuatro obispos ordenados y Timothy uno nuevo en Yemen.

Timoteo I fue a la Iglesia del Oriente lo Gregorio I había sido a la Iglesia del Occidente en términos de impulsar un celo misionero. El encargó a los monjes a llevar la fe desde el Mar Caspio hasta China. Informó sobre la conversión del gran rey Turco, llamado Khagan, quien gobernó la mayor parte de Asia central.

En nuestro próximo episodio, echaremos un vistazo como el Evangelio alcanzo al Lejano Oriente.

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